Javier Ramírez líder de una banda de narcotráfico que pasa sus días recluido en el penal Santiago I, dejó su negocio a manos de Carolina Ureta Aránguiz quien heredó el negocio y una parcela en Chicureo aumentaba la droga que llegaba al país. Se transformó en la "Diosa de los Narcos".
Tras caer el líder de la banda, ella asumió las responsabilidades y contactaba los burreros que traían los ovoides desde el extranjero. El exclusivo condómino San Jaime en Chicureo es el lugar donde se encuentra la casa en la cual tenían el laboratorio de drogas, alejado de la capital para evitar así las "quitadas" o "mexicanas".
Ureta Aránguiz contrató un guarda espaldas y además compró una costosa cámara termal para visión nocturna que debía ocupar su "soldado" para vigilar que nadie se acercara a su casa en Piedra Roja. Nunca los vecinos sospecharon.
En el operativo que le llevó a la cárcel se encontraron diversos artículos religiosos y un altar mixto de figuras católicas y budistas a los cuales e encomendaba. Pero poco y nada sirvieron sus plegarias porque la policía terminó incautando sus bienes, sus vehículos, sus armas y municiones.
Además de ser detenidos tres hombres que funcionaban como "correos humanos" y el "soldado" que resguardaba a Carolina Ureta quien quedó detenida por narcotráfico.
