¿Cuál recuerdas? Estos fueron los eventos meteorológicos que nos marcaron en 2022
Desde los fiordos congelados en la Patagonia hasta el desierto florido. Desde las nevadas en Coquimbo hasta el cielo contaminado con humo por los incendios forestales en Santiago. Estos son parte de los hechos climáticos y sus consecuencias que definieron el año viejo en Chile.
Lunes 26 de diciembre de 2022 | 16:19
“¡Está lloviendo, está nevando!”, gritaba eufórico don Wilfredo Tapia mientras bailaba sobre la nieve que, durante la segunda mitad de julio pasado, cubrió la zona de El Huacho en la comuna de Combarbalá, región de Coquimbo. Su alegría fue la de miles de personas que gozaron con el invierno más generoso en precipitaciones de los recientes 5 años sobre el norte chico del país.
Estas precipitaciones le devolvieron la vida, literalmente, a una de las zonas con mayores problemas de escasez hídrica en Chile y, de paso, nos volvieron a regalar el fascinante fenómeno del desierto florido que llegó de colores uno de los sectores más áridos del planeta.
Los sucesivos eventos de precipitaciones desarrollados durante la segunda mitad de julio y la primera de agosto sobre el centro-norte del territorio son los que nos permiten, al menos este verano, abrir la llave y que salga agua de ella en ciudades como Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, La Serena y Coquimbo.
Así de trascendentes fueron las lluvias de invierno con el julio más lluvioso en 16 años, por ejemplo, sobre la Región Metropolitana.
Un año intenso
El verano 2022 fue la estación más “tranquila” del año que termina en el ámbito meteorológico, al menos, en Chile. Tanto así que ni siquiera hubo olas de calor en Santiago. Pero esa “calma” atmosférica cambió rápidamente.
De hecho, en marzo una baja segregada provocó una impresionante tormenta de arena al interior de la Región de Atacama cubriendo con polvo ciudades como Diego de Almagro e Inca de Oro. Antes había dejado tormentas eléctricas en sectores de Antofagasta como Calama. La situación se repitió a fines de junio.
Mientras eso ocurría en el norte, en la Región de Los Lagos un tornado débil afectaba una zona de Puerto Montt y vientos potentes volaban tordos en Curicó (Maule).
Otoño de lluvias y frío
Durante los otoños se estableció la temporada de tornados en el centro-sur del país producto de la inestabilidad atmosférica que caracteriza a la media-estación. Acorde a eso, intensos temporales le regresaron el agua a los causes de los Saltos del Laja (Bío-Bío) y el Radal 7 Tazas (Maule), entre otros hitos naturales, además de inundar calles, por ejemplo, en Concepción y Talcahuano durante abril.
En mayo el protagonista fue el frío con más de una semana con temperaturas bajo cero lo que provocó episodios extremos de contaminación, tanto así, que en Chillán (Ñuble) se produjo la caída de nieve industrial con -6,4 °C, humedad del 100% y mucha polución en el aire. Además, los campos se pintaron de blanco por la escarcha y la niebla engelante.
Invierno de verdad
Sin duda las precipitaciones marcaron el invierno más generoso en este aspecto en, al menos, 5 años. Pero no fue lo único. En junio llovió con furia en regiones como Los Lagos y Los Ríos dejando familias aisladas, las marejadas anormales maltrataron la costa chilena y el frío congeló hasta algunos fiordos en la Patagonia.
Julio y agosto fueron para las lluvias, los vientos y la nieve. Tanto así que la cordillera de Los Andes recibió la mayor cobertura nival desde que padecemos la megasequía.
Gracias a este invierno lluvioso, hoy, podemos vivir un verano más tranquilo en cuanto al abastecimiento de agua para el consumo humano en las grandes ciudades y la producción de nuestros alimentos.
Primavera veleidosa
El calor marcó la primavera con sucesivas y extensas olas de calor en la zona central de Chile, tanto así, que fue el periodo más cálido del año. Santiago registró 3 de estos eventos extremos de temperaturas sólo en noviembre, mientras que diciembre se anotó con la tercera ola de calor más prolongada de la historia de registros con 11 interminables días de marcas insufribles.
Parte de las consecuencias de esto son los incendios forestales que han consumido miles de hectáreas entre las regiones de Bío-Bío y Valparaíso con viviendas afectadas en Viña del Mar y el humo alcanzando el Gran Santiago a mediados de diciembre poniendo en riesgo la salud de cerca de 8 millones de personas.
Los incendios no sólo son una catástrofe social, sino que también ambiental por la afectación a la vida silvestre, la contaminación y el depósito de hollín en la cordillera de Los Andes aumentando su capacidad para captar aún más calor. Una catástrofe.
Olas de calor interminables, nevadas que parecía que ya no veríamos, tormentas eléctricas como ‘salidas de la nada’, un mar inquieto, frío polar, en fin, parte de lo que nos dejó 2022.
¿Qué sorpresas nos prepara 2023? Eso lo empezaremos a ver junto a la llegada del nuevo verano.