¿Por qué la próxima pandemia podría surgir desde el Ártico?
Un nuevo estudio científico reveló que el deshielo, cada vez más acelerado en el Polo Norte, podría “despertar” aquellos virus y bacterias que se han mantenido “dormidos” durante cientos o, incluso, millones de años debajo del hielo y el permafrost.
Miércoles 2 de noviembre de 2022 | 09:28
No se diga que no lo vimos venir. Virus y bacterias que han “dormido” durante cientos, miles o, incluso, millones de años debajo de los hielos en el Ártico podrían volver a la actividad con consecuencias insospechadas para la vida en la Tierra.
El calentamiento global acelerado derrite los cuerpos de hielo y el permafrost (suelo congelado), especialmente, en el Círculo Polar Ártico, ya que esta zona del planeta se calienta cuatro veces más rápido que el promedio mundial dejando al descubierto antiguos y desconocidos microorganismos.
En este contexto, un grupo de científicos de la Universidad de Ottawa advierte que la próxima pandemia podría surgir de la “liberación” de estos virus y bacterias que están alojados debajo del hielo y el permafrost, incluso, desde mucho antes que el ser humano pisara este planeta.
“Hay virus que pueden sobrevivir durante decenas, cientos, miles y, en teoría, millones de años en el hielo. Lo que está sucediendo es que estamos encontrando muchos animales muy bien conservados, como mamuts, descubiertos por los deshielos. Si estos seres congelados se infectaron con virus y bacterias, entonces, pueden contagiar a otros animales y personas”, revela el microbiólogo Anirban Mahapatra.
Un despertar peligroso
La investigación, que se realizó en el Lago Hazen en el extremo norte de Canadá, concluye que el análisis genético de los sedimentos del suelo y del lago sugiere el riesgo de propagación viral, donde un virus podría infectar a un nuevo huésped por primera vez, puede ser mayor cerca del derretimiento de los glaciares.
El equipo tomó muestras del suelo en el lecho de un río con agua del glaciar derretido en el verano, así como del propio del lago. También obtuvieron muestras de animales, plantas y hongos de la zona.
Así demostraron que en la medida que aumentan las temperaturas globales es más probable que virus y bacterias encerrados en los hielos y el permafrost puedan despertar e infectar la vida silvestre local, particularmente, porque su rango también se acerca a los polos al contar con un ambiente menos inhóspito.
Retroalimentación positiva
¿Han visto, al menos en las películas, como una bola de nieve comienza a rodar por la montaña creciendo al sumar más nieve hasta que se transforma en una avalancha?
La analogía vale para relacionar la retroalimentación positiva con el calentamiento global acelerado. La retroalimentación positiva es un proceso que amplifica los efectos en un sistema.
Vamos por algunos ejemplos. Los océanos capturan dióxido de carbono, pero como hay tanto en la atmósfera, los mares se acidifican y pierden su capacidad de retener CO2 por lo que aumenta la presencia de este gas de efecto invernadero.
O al subir la temperatura del planeta aumenta la evaporación, y el vapor de agua es otro gas de efecto invernadero. O, como el caso de la investigación, el calentamiento derrite los glaciares y el permafrost.
Al quedar al descubierto libera una serie de gases de efecto invernadero, que, en condiciones normales, debiesen mantenerse atrapados como el metano (CH4). O sea, el derretimiento de los hielos multiplica la presencia de estos gases y, a su vez, tiene una menor capacidad de repeler la radiación solar, por lo que acumula un mayor calentamiento acelerando el derretimiento.
Y así el circulo vicioso continúa amplificando el calentamiento y sus consecuencias en un espiral sin fin.