Psiquiatra que atendió al Cisarro: “Aún puede rehabilitarse, quizás sea nuestra última oportunidad”
Rodrigo Paz atendió a Cristóbal cuando tenía sólo 11 años. Contó cuáles fueron los avances que tuvo el menor, recordó que “era dulce y cariñoso” y que su sueño era ser futbolista. Sin embargo, lamenta las reiteraciones en el actuar que ha tenido en el mundo delictual y acusa un abandono por parte del Estado.
Viernes 30 de agosto de 2019 | 08:22
El miércoles de esta semana, Cristóbal, conocido como el Cisarro (21), fue trasladado de urgencia desde la cárcel de Puente Alto hasta el hospital Sótero del Río, luego que fue agredido con un arma cortopunzante.
Cristóbal estuvo involucrado en el mundo de la delincuente desde muy pequeño. En 2011, cuando tenía 11 años, el Estado lo derivó a tratarse en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Luis Calvo Mackenna, donde fue atendido por Rodrigo Paz.
El profesional se refirió a lo que ha ocurrido en la vida de Cristóbal y acusa un abandono por parte del Estado.
“Empezó a recibir apoyo psicoterapéutico con una sicóloga especializada en niños de estas características, recibió tratamiento farmacológico y logramos que mirara críticamente esa identidad de niño choro, para que a partir de ahí pudiera vislumbrar otras identidades posibles (…) Cristóbal había abandonado el colegio el segundo básico y con nuestra ayuda pudo llegar a séptimo. ¿Qué consecuencias tuvo esto? Que no delinquiera en casi cuatro años. Hasta que el Estado nuevamente lo abandonó”, dijo el especialista a Las Últimas Noticias.
A su vez, agregó que el joven “era un chiquillo dulce, cariñoso, que quería ser futbolista. Al frente de nosotros funcionaba la Casa Nacional del Niño (que acoge a niños vulnerados), con pequeños con problemas neurológicos muy graves, y ellos llegaban a golpear la puerta de la unidad para preguntar por Cristóbal. Querían jugar con él. Y Cristóbal tenía una cosa muy paternal con ellos ¡A sus 11 años! Y por otro lado, era un niño que no quería dormir solo y tenía que dormir con un oso de peluche”.
“Ese es el Cristóbal que conocí. Sin tratamiento médico, aparece el ‘Cisarro’: violento, impulsivo. Cuando se transforma en ‘Cisarro’, no mide nada, no hay riesgo, no hay consecuencias. Es pura agresión”, afirmó.
En la misma línea, indicó que está consciente de que la gente piensa que es “una semilla de maldad y un ser irremediable”, pero insistió en que cuando estuco con tratamiento estuvo cuatro años sin delinquir.
“No se les ha dicho que solo después que se le suspende el tratamiento, vuelve a ser Cisarro. Pero detrás de estos Cisarros, hay niños, humanos que sí tienen sentimientos y la mayoría de ellos son rehabilitables”, agregó.
Pese a todo, Paz sostiene que Cristóbal sí puede rehabilitarse, pero para que esto ocurra “el Estado debería invertir en él”.
“Medicarlo, terapiarlo, tratar a su familia. Y una vez que esté tratado, relocalizar a esa familia en un espacio donde puedan tener una vida sin tener que delinquir. Se los digo a todos: detrás de este Cisarro hay un niño, un joven, que se llama Cristóbal, que aún puede rehabilitarse. Quizás esta sea nuestra última oportunidad”, sentenció.