Soltera, sin hijos y oriunda de Valparaíso, la adulta mayor vivió toda su vida con su hermana, quien la cuidaba. Sin embargo, tras su muerte, en 2014 la familia decidió ingresarla a un hogar de ancianos. Pronta a cumplir los 112, Juanita se convirtió en un símbolo de lucha en medio de la crisis sanitaria.