Alberto Abarza, triple medallista paralímpico: “Demostramos que si hay recursos, van a haber logros”
En entrevista con CHV Noticias, el nadador cuenta los insólitos regalos que le llegaron tras ganar las preseas en Tokio, recalca idolatría por Nicolás Massú y habla del deseo de llegar como entrenador a Los Ángeles 2028. Además, repasa las complicaciones económicas que viven los deportistas. “Si los apoyáramos más creo que habría no una medalla de oro, sino que pelearíamos con Estados Unidos", afirmó.
Miércoles 6 de octubre de 2021 | 11:10
“Es un camino largo no es llegar y estar en unos Juegos, es mucho sacrificio (…) Los sueños están para cumplirse. Con trabajo se puede lograr cualquier cosa, hasta lo imposible. Siempre le digo a un niño que, si quieres ser astronauta, lo vas a lograr, creo que es proponérselo. Nada es imposible”.
Estas fueron parte de las palabras emitidas por Alberto Abarza Díaz (36) tras ganar su primer oro en los 100 metros de la categoría S2 en los Juegos Paralímpicos de Tokio el 25 de agosto pasado, convirtiéndose en uno de los cinco medallistas dorados que tiene la historia olímpica de Chile.
Como dijo el “Beto”, el camino fue larguísimo y en su caso con mucho sufrimiento de todo tipo, los que llevó a la piscina para convertirse en leyenda del deporte nacional.
Todo comenzó en Cerrillos, comuna en la que nació en diciembre de 1984 y donde le diagnosticaron el síndrome Charcot-Marie-Tooth durante su niñez, una enfermedad hereditaria que se encarga de debilitar hasta el mínimo los músculos y que es progresiva con el correr de los años, llegando incluso a provocar deformidad en los dedos de los pies y en la planta.
Debido a esto, su madre comenzó a buscar una terapia para el pequeño, optando por la piscina. “Se encantó con el agua. Nunca imaginé que iba a llegar a donde ha llegado”, señaló Millaray Díaz en entrevista con CHV Noticias una vez que logró el primero de los dos oros en la cita de los anillos.
Tras aprender a nadar, vinieron las terapias en la Teletón, instancia que Abarza menciona cada vez que puede debido a la importancia que tuvo en su infancia, adolescencia y adultez, ya que fue ahí donde vivió momentos inolvidables que todavía atesora en su corazón.
Sin embargo, Alberto sufrió un bajón anímico importante hace algunos años, que lo llevaron a dejar de lado sus sueños. "Quise renunciar a todo”, recuerda el atleta sobre uno de los momentos más duros de su vida, el cual lo vivió a sus cortos 17 años tras saber que estaría en una silla de ruedas.
Sin embargo, el Caroly, como le dicen sus cercanos por su segundo nombre, se recompuso y tomó un segundo aire impulsado por sus padres, como relató en su momento a Emol. “Jugaron un rol fundamental al no encerrarme en una burbuja, me dijeron que las cosas me iban a costar, pero me dieron las herramientas para sobrellevarlo”, comentó.
Abarza es una persona que asegura haber vivido muchos momentos buenos y malos. Trabaja actualmente en un banco, en su adolescencia quiso ser cura para colaborar con los más necesitados, fue víctima de dos portonazos y rechazó dos ofertas para representar a Estados Unidos en 2017 y 2020, decisión que podría haber tomado con holgura, dice, debido a que le entregaban todas las facilidades para competir.
El súper medallista chileno
La natación de manera profesional llegó de adulto, luego de que en un principio fuera un pasatiempo que tenía solamente un par de veces a la semana. Sin embargo, el banco le entregó facilidades de tiempo y con su equipo iniciaron el camino a a la grandeza.
Una vez que entró a competir de lleno, Alberto se preparó con todo y comenzó a hacerse notar en el mundo de la natación, obteniendo múltiples logros que hasta hoy son reconocidos.
Por ejemplo, fue octavo en los 50 metros espalda en los Juegos Olímpicos de Río 2016, triple medallista de bronce en el campeonato mundial de México en 2017 y ganador de tres oros y dos platas en Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. Este último lo llevó a ser elegido como “El mejor de los mejores” por el Círculo de Periodistas Deportivos.
No solamente eso, sino que el mismo 2019 consiguió preseas de bronce y plata en el campeonato mundial de Londres, además de que este 2021 es el número uno del ranking mundial de la World Series en su categoría.
La pandemia retrasó su anhelo de participar en Tokio 2020, evento para el que se preparó con una extensa gira en Europa junto a su familia, ya que junto a su mujer y su hija se fueron por varios meses a España e Italia.
Sin embargo, el sueño llegó y vinieron las dos medallas de oro y la de plata en los Juegos Paralímpicos, convirtiéndose en el máximo ganador de preseas en la cita de los anillos.
“Si apoyáramos más a nuestros deportistas creo que habría no una medalla de oro, sino que pelearíamos con EE.UU."
De insólitos regalos a un cheque
Tras los triunfos en Tokio llegó el reconocimiento público, las entrevistas y el constante cariño de la gente, algo que provocó curiosas “anécdotas” en los últimos meses.
“Yo siento que (mi vida) no ha cambiado en nada y lo digo con mucho respeto. En 2018 me conocieron por la Teletón y me llenaron de mensajes. Siempre he sentido ese cariño y desde ahí partió, aunque en el deporte está desde antes. Ahora a lo mejor es más, pero siempre estuvo el apoyo de Chile”, dice entre risas, mientras recuerda algunas particulares situaciones.
"Por ejemplo, el otro día llegó el caballero del gas, que tiene su empresa, y me regaló un balón. O la otra vez fui a comer y no me dejaron pagar la cuenta, cosas así. Tampoco es que sea todos los días", cuenta.
Sin embargo, entre estas anécdotas, enfatiza la vez en que una mujer se le acercó mientras comía en un restaurante.
“Ella estaba con su marido y me pasa poco más de $100 mil en billetes. Yo le dijo que 'cómo se le ocurre, tranquila que no lo necesito'. Ella me dijo que sí lo necesitaba y además me pasa un cheque. Le dije que 'no y que me sentía mal', pero me dijo que ella se iba a sentir mal si es que yo no lo cobraba. Y ahí me dice algo que me dejó marcado que fue: 'yo sé que esto va a llegar a usted y no al deporte en general. Esto es como el premio que yo le puedo dar”, relata.
La curiosa conversación duró más de 20 minutos entre un ir y venir por el mencionado cheque, debido a que el nadador no quería aceptarlo porque sentía “vergüenza”, aunque agradeció el interés de esta persona ya que lo hizo “de corazón”. De todas formas, asegura que todavía posee el dinero, pero que está dudando en acudir al banco a cobrarlo.
Lee también: "Se encantó con el agua a los dos años": Mamá de Alberto Abarza cuenta los inicios del medallista de oro en Tokio 2020Más allá de lo anecdótico, a raíz de esto el deportista reflexiona sobre lo complejo que es para los atletas nacionales el tener los recursos necesarios para una preparación adecuada, lo que conlleva a este tipo de “donaciones” de parte de anónimos.
“Uno se siente mal porque no es labor de ella hacer estas cosas. El pueblo chileno paga sus impuestos y hasta el pan tiene un IVA. Debería ser rol del Estado y no de las personas. Es como que tú me pases plata, es algo con lo que no me sentiría bien porque eres un ciudadano que paga sus impuestos. Así como hay dinero para las Fuerzas Armadas, tendría que haber también para el deporte”, comenta.
—¿Qué sensación te genera que tus logros o el de los otros deportistas paralímpicos puedan ayudar a cambiar las políticas deportivas?
—Demostramos que si hay recursos, van a haber logros. Si haces un análisis, las medallas logradas llegaron de deportistas que tienen los recursos, no es que yo tenga mucho dinero, pero tengo al banco que me apoya y la gente que me da su cariño. Hay periodistas que me han ayudado económicamente y me quieren dar plata, por eso les tengo cariño. Yo les digo que se queden tranquilos, pero me quieren pagar hasta los trajes de baño.
Incluso, Abarza reconoce que para los Juegos Parapanamericanos de Lima en 2019, familiares de comunicadores le regalaron cinco trajes de baño profesionales. Cada uno de estos cuestan más de $300 mil, acciones que recalca son “sin pedir nada a cambio. Ni mostrar una marca ni logo, nada”.
Todas esta situaciones fueron las que provocaron su profunda emoción cuando cantó el himno nacional tras ganar en Tokio, señalando que fue posible “gracias a todas las personas. Las que me apoyaron en la Teletón, las que me escribieron por las redes sociales, esa señora que me pasó el cheque o el caballero que me regaló el gas. Todo suma para poder llegar a ese logro, sin ayuda no podría haber estado”.
“Eso es lo que quería demostrar al Comité Paralímpico y al Estado, que si de verdad hay un apoyo al deportista se va a poder hacer todo. En este caso, ese apoyo lo tuvimos que hacer nosotros, me refiero a todos los chilenos. Si las instituciones son las que generan el pago para el entrenador, la preparadora física o los viajes, va a haber un logro”.
“Tenemos que compararnos con potencias mundiales”
Tras un instante de pausa, el Beto enfatiza en que la actual Beca Proddar que entrega el Ministerio del Deporte debe cambiar de foco, ya que, a su juicio, “no es lo mejor que el deportista deba tener un resultado para ganarse el desayuno”, esto porque el monto va subiendo a medida que se obtengan mejores logros a nivel nacional e internacional.
En ese sentido, apunta a que las políticas deportivas deben ser pensando en grande y no en los países vecinos. “Tenemos que compararnos con potencias mundiales como Alemania, que le entregan todo al deportista y después le exigen, nosotros le exigimos (de manera inmediata) a nuestros deportistas convencionales”.
En este punto, recuerda que sintió “mucha pena” al notar las críticas que sufrieron los atletas chilenos que participaron en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio.
“La gente decía que ellos fueron a puro pasear y yo vi como los chicos entrenan, se sacrifican, dejan de estudiar o trabajar para poder hacerlo. Ya estar en uno Juegos es algo increíble. Hay que estar ahí para ver lo difícil que es. Siempre tuviste que ser el primero en tu colegio, después ser el mejor de la comuna y de ahí ganarte un cupo sudamericano y así ir escalando”, dice.
Es más, el nadador apuesta a lo grande y señala: “Si apoyáramos más a nuestros deportistas creo que habría no una medalla de oro, sino que pelearíamos con Estados Unidos, guardando las proporciones en cuanto a población”.
“En el fútbol pudimos ganar una Copa América estando Brasil o Argentina, por qué no pelear y soñar que podemos ser campeones del mundo si ayudamos a los más chicos”, dice.
Lee también: Martín Vidaurre obtuvo el título mundial sub 23 de mountainbike en ItaliaLa nueva mentalidad e idolatría por Massú
—¿Sientes que las nuevas generaciones de atletas chilenos tienen una mentalidad más ganadora?
—Totalmente, tengo una confianza tremenda en ellos. Creo que la mentalidad de todos los deportistas de ahora cambió. En lo particular, mi gran héroe es Nicolás Massú porque me cambió el modo de pensar en todo sentido, incluida mi discapacidad. Para mí, Nicolás hizo algo tremendo sin saberlo. Te enseñó que tú puedes pelear con quien sea. A no chaquetear y a creer que todo es posible.
Beto recuerda una particular anécdota en los momentos previos a la primera final que disputó en los recientes Juegos Olímpicos, donde se mentalizaba con frases emitidas por el ex tenista.
“Estaba en el baño minutos antes de salir a nadar y tenía en la cabeza la frase del Nico: 'nada es imposible'. Pensaba que ya estábamos aquí, superamos la semifinal y nos instalamos entre los ocho mejores del mundo, entonces había que ir con todo. Y si perdía, lo hacía dándolo todo y no conformándose, creo que eso es lo que tiene la nueva mentalidad de los deportistas”, continúa.
—¿Has compartido alguna vez con Massú?
—Nunca. Sólo cuando dije la frase tras ganar y se acordaron de él, más allá de eso, no. Él es una inspiración para muchos niños. Yo respeto mucho a los deportistas y a los tenistas, pero para mí es el mejor por lejos, no solamente por el logro deportivo, sino que también porque enseña. Es una figura deportiva al 100%, por eso me encanta.
—¿Te gustaría seguir sus pasos y entrenar a deportistas más jóvenes una vez que te retires?
—Confieso que quiero hacer lo mismo que el Nico y lo veo como un referente muy importante. Me encantaría, una vez que me retire, tomar a unos chicos de la natación paralímpica de la misma clase mía o un poco más baja y poder llevarlos a unos Juegos Olímpicos. Mi sueño sería llegar a Los Ángeles 2028 como entrenador con algún chico y poder traspasarle lo que aprendimos, creo que de eso se trata la vida, de no quedarse con uno todo lo que consiguió, sino que poder motivar a futuras generaciones.
"Mi gran héroe es Nicolás Massú porque me cambió el modo de pensar "
Eres y serás el más grande ♥️ gracias por ser chileno 🇨🇱 https://t.co/CEGzM7NzVl— Alberto Abarza Diaz (@AbarzaAlberto) September 18, 2021
París 2024: “Quizás sí o quizás no”
Pese a que solamente pasaron unos pocos meses de hacer historia en el deporte nacional, es inevitable la consulta respecto a si intentará repetir la hazaña en la próxima cita de los anillos de París 2024. Sin embargo, la respuesta no la tiene clara ni el mismo protagonista, ya que aclara que deben ser varios los factores que influirán en su decisión.
“Cuando me preguntan si voy a llegar a París 2024 digo que quizás sí o quizás no, pero si voy será si me siento competitivo. Y cuando digo competitivo no me refiero a ir a ganar una medalla, sino que estoy representando a mi país de la mejor manera. Cuando me subo a un avión es con el dinero tuyo, el de tu mamá y el de tu papá. Entonces, primero voy con el respeto de saber que los estoy representando de la mejor manera y dándolo todo”.
“Nada de vamos y a ver qué pasa, si pienso así prefiero darle el paso a mi compañero que quizás tampoco sea campeón olímpico, pero va a tener más años de experiencia para sumarle a su carrera”, añade.
—¿Qué factores son los que tomarás en cuenta en tu decisión?
—Todavía no lo tengo claro porque hay una serie de conversaciones que se están dando. Por ejemplo, desde que llegué de Tokio todavía no tengo una respuesta sobre si voy a poder contar con mi entrenador, porque anteriormente él hizo una propuesta de no recibir dinero por su trabajo. Por eso te digo que demostramos que con nuestros recursos se podía hacer, pero ahora creo que con una medalla demostramos que lo hicimos bien y él no puede estar sujeto a un "muchas gracias".
En este punto, el campeón paralímpico recalca que tiene existir un salario para el técnico y que la oferta de $400 mil que está de parte de las autoridades no la considera suficiente.
Lee también: La historia de Francisca Mardones: De la hotelería a ser la primera mujer en conseguir el oro en unos ParalímpicosSin embargo, enfatiza en que “no me molestaría que me dijeran que no. Lo entendería. El otro día me recordaban que quizás no tendría estos problemas cuando me llamaron desde Estados Unidos para contar conmigo el 2017 y 2020, pero no me arrepiento. Te prometo que no he dudado ni un segundo porque yo quería cantar el himno de mi país y de mi bandera. Si uno trabaja, se pueden lograr las cosas”.
"Creo que le di una alegría a parte de Chile, a mi familia y a mis hijas, de que se sientan orgullosos. Mi hija estaba feliz y lloraba cantando el himno conmigo en Lima (2019), eso es un orgullo”, expresa.
El futuro y sus hijas
Durante toda la entrevista, Alberto Abarza ha recalcado la importancia que tiene luchar por los sueños y los objetivos, no dejando que los obstáculos impidan pelear por lo que uno quiere. Todo esto a nivel deportivo y personal.
—¿Cómo te gustaría que tus hijas te recordaran en un futuro no tan lejano?
—La verdad es que (quiero que sea) no por la medalla, sino que con el sentido de que el recorrido fue importante. Vuelvo a citar a Massú, porque aparte de ganar medallas fue buen deportista por lo que enseña a luchar y a que nada fuera imposible. Enseñó a las generaciones a que nos podíamos parar frente a Alemania o a Estados Unidos de igual a igual. Creo que eso es lo que quise enseñarles a mis hijas, por eso rechacé la oferta de Estados Unidos.
El Caroly asegura que “hay cosas que el dinero no te da, que es la felicidad. Sin sacar lo cliché, el dinero ayuda, pero sí lo hacemos desde acá, tarde o temprano vamos a tener la recompensa. A lo mejor el camino fue más extenso para poder llegar, pero se logró con trabajo y eso es lo que quiero enseñarles a mis hijas, a trabajar y esforzarse porque nada cae del cielo".
"Es como cuando crees en Dios mientras estás en una prueba en la universidad, donde miras y piensas que te llegarán las respuestas. No, porque Dios te va a ayudar a estudiar y cosas así, pero no te va a soplar la prueba", concluye el triple medallista paralímpico.