La incansable lucha de la madre que impulsó la Ley José Matías: “Es mi forma de construir algo en base al dolor"
Desde que su hijo decidió quitarse la vida debido al bullying escolar, Marcela Guevara (42), ha dedicado su vida a promover una iniciativa legislativa que fue aprobada en la Cámara de Diputados. "Que esto sea un legado con su nombre y vivir en la eterna esperanza de que nos vamos a reencontrar algún día, que lo voy a volver a abrazar", dice la mujer en entrevista con CHV Noticias.
Domingo 19 de junio de 2022 | 18:02
El pasado 1 de junio, en medio de su primera Cuenta Pública, el presidente Gabriel Boric anunció que como gobierno impulsan la Ley José Matías, la cual propicia una mayor formación, prevención y sanción a los actos de discriminación en la identidad personal o de origen de niñas, niños y adolescentes durante la etapa escolar.
“Que la historia de José Matías no se vuelva a repetir y su memoria contribuye a quienes han sufrido durante tanto tiempo. Agradezco a su madre Marcela Guevara por su lucha incansable por esta causa necesaria y urgente”, expresó el mandatario.
Ese día en la ciudad de Copiapó, Región de Atacama, se encontraba Marcela Guevara de la Fuente (42), madre de José Matías, adolescente trans de 15 años que el 23 de mayo de 2019 decidió quitarse la vida debido al bullying y las negligencias de su establecimiento educacional, el Liceo Sagrado Corazón.
“El presidente nos honró y yo en ese momento de verdad pensé en Matías y dije ‘hijo, hay un presidente que te reconoce y te visibiliza'. La alegría más grande fue darme cuenta que en ese momento iban a haber muchos niños, niñas, papás y mamás diciendo 'mi hijo también es trans', pero desde el orgullo”, cuenta la progenitora e impulsora de la iniciativa legislativa a CHV Noticias.
Luego del discurso del jefe de Estado, la mujer se dirigió al Parque del Recuerdo para dialogar con su hijo. “Le dije 'Matías, lo logramos, eres reconocido como un niño transgénero y no desde el castigo, sino desde la dignidad'”.
Dos semanas después de la Cuenta Pública, el proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados y Diputadas por 94 votos a favor, 22 en contra y 22 abstenciones. De esta manera, pasó a su segundo trámite constitucional en el Senado.
“La aprobación obedece casi a culminar un trabajo de tres años. José Matías murió el 23 de mayo de 2019 y, personalmente, el día 28 tomé la decisión de emprender este camino, de forjar algo que nos permitiera tener una herramienta más efectiva frente a la situación de que las normativas no son respetadas. También la responsabilidad del organismo fiscalizador que no sale a constatar que se cumpla”, señala.
En el momento en que ocurrió la votación en la Cámara, la madre del joven iba viajando a Punta Arenas para presentarse en un seminario organizado por el municipio de dicha comuna. “Apenas aterrizamos quisimos ver con miedo cuál había sido el resultado y tenía muchos mensajes de WhatsApp para decirme 'Marcela, lo lograste'. Fue emocionante, pero también un momento triste. Nos abrazamos con mis hijas y le dijimos 'José Matías, hoy día todos nosotros te abrazamos y te acompañamos en ese dolor que tuviste que padecer. En esa situación que tuviste que enfrentar solo, cuando todo estaba para que fuera acompañado'”, recuerda.
“No he dejado de trabajar un solo día”
El martes 28 de mayo de 2019, cinco días después de la partida de José Matías, fue un día clave para Marcela. “Recuerdo que en una parte del velorio sus amigos me dijeron 'tía, ¿y qué va a hacer usted con esta injusticia?' y yo les dije 'voy a salir a la calle a protestar, a visibilizar lo que le hicieron a mi hijo’”.
Un conocido le ayudó a pedir un permiso con la gobernación y partió rumbo a la plaza de Copiapó, en compañía de una multitud que jamás pensó que generaría. "Fue tanta gente que caminó conmigo, me paré en la plaza y dije todo lo que pensaba al respecto. Y la gente no se iba, porque se puso en el lugar de Matías y empatizó con él”, rememora.
Desde ese instante, dice, “no he dejado de trabajar un solo día, me dedico 24/7 a Matías, porque es mi deber”.
“Mi hijo hermoso me dejó un video de despedida y entre las cosas más lindas y significativas, me dijo que yo merecía ser feliz. Me dijo 'date el gusto de ser feliz' y eso significa mucho para mí, porque cuando una es una mujer sola, trabaja mucho para tener bien a su familia. Entonces que él me dijera eso, fue muy bonito y lo agradezco de todo corazón, porque mi hijo estaba en el momento más doloroso de su vida antes de morir. Así y todo nos dejó un mensaje tan lindo a nosotros como familia”, agrega.
Toma una pausa para tomar agua y retoma. “Cada vez que avanzo con algo, le digo 'Matías, esto es darse el gusto'. Ver lograr todo lo que he propuesto para que él tenga justicia y reconocimiento, y para que a todos tus hermanos y hermanas trans no les pase jamás esto, que nadie les haga daño. Esa es mi forma de procesar y construir algo en base al dolor, en eso me he enfocado y creo que tengo el derecho a hacerlo”.
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José Matías Guevara era un adolescente tranquilo. Cuando niño, su madre recuerda que tenía un “maravilloso nivel de imaginación”, ya que creaba mundos con sus juguetes y donde iba solía conversar con alguien. Amigo de sus hermanas Agustina y Dominga, fanático de las sagas de libros y del dibujo, y un escritor empedernido.
“Cuando Matías escribe es como si yo fuera invisible, como si yo no fuera nadie, cuando él relata las cosas que le pasaban en el colegio. Tuvo algunos amigos de la vida, que fueron los que realmente lo quisieron. Tenía un humor súper divertido, como un humor negro. Me gustaba mucho los tiempos en casa, estar con él, escucharlo y reírnos”, dice.
La música era un hilo conductor que reforzaba la relación entre Marcela y su hijo. Ella, amante de la música en inglés, especialmente Coldplay, que se convirtió en “la banda que acompañó nuestra vida”. Con el paso del tiempo, José Matías comenzó a adquirir nuevos gustos musicales y llegó al K-Pop.
“Yo me quedé en ese tiempo con él. BTS era su máxima expresión musical que él amaba, los adoraba”, dice visiblemente emocionada. Cada vez que va al cementerio a visitar a su hijo, pone una canción del conjunto coreano. “Es la manera de mantenerme conectada de alguna forma a él”, afirma.
“En la casa todavía me lo imagino bailando, hacía unas cosas con las manos, tenía toda una coreografía. Siento que en la casa estaba muy libre, se sentía cómodo. Esas cosas son recordadas por mí. Afortunadamente, siento que toda la vida lo fotografié tanto, entonces miro sus fotos de tantas cosas que hicimos. Son recuerdos, alimentos para el corazón”, agrega.
“Es la historia de los deberes olvidados”
“Hay fallas en muchas situaciones que llevaron a la muerte de José Matías. Yo se lo expresé a los diputados, esta es la historia de los deberes olvidados, de olvidar cuál es el centro de la educación, de olvidar que un niño es un ser que hay que cuidar y proteger. Cuando el peso de la discriminación le gana a todas las cualidades de un niño, a todas sus potencialidades, lo invisibiliza y simplemente se transforma en un objeto de cuestionamiento, ya no existe el ejercicio de la educación”.
De esta manera, Marcela se enfrenta a los fallos que culminaron en el fallecimiento de su hijo. Tal como el adolescente lo explicó en su carta de despedida, la mayor responsabilidad es atribuida al Liceo Sagrado Corazón de Copiapó, recinto que aún insiste en negar las acusaciones sobre incumplimiento a la normativa de convivencia escolar.
“Todo lo que sucedió con José Matías es desencadenado desde la ignorancia que el colegio permitió que hubiera respecto al tema, cuando estaba instaurado por normativa lo que había que hacer. Ellos no lo permitieron por un sesgo religioso. Fue más importante el derecho de ellos, que el derecho constitucional de un niño a ser respetado. Por lo tanto, la ley no sólo viene a hacer justicia por José Matías, también va en ayuda de muchos niños, niñas y jóvenes con su familia, que necesitan vivir en un ambiente respetuoso”.
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Guevara señala que “existen varios tipos de maltratos: el físico, psicológico y el sexual. Y hay uno más grave todavía, que es por omisión. Mi hijo recibió todos los maltratos”.
“Recibió palabras, malos tratos, miradas y vulneraciones más delicadas todavía, que las reservo porque son cosas dolorosas. Por lo tanto, he trabajado con mucho despliegue de energía y constancia, porque yo no he dejado de trabajar un solo día para la ley José Matías. Lograrlo, ver la respuesta, la recepción y comprensión por la gran mayoría de diputados, es un mensaje claro de todos los sectores sin distinciones”.
— En caso de aprobarse la ley, ¿qué es lo primero que hará ese día?
Vamos a intentar organizarnos lo mejor posible, porque creo que, al igual que el día que lo nombró el presidente y yo estando en Copiapó, fui donde mi hijo y creo que ese día sería un bonito triunfo para toda la comunidad trans y su familia. Estaré lo más cerca de él posible.
Marcela Guevera indica, entre lágrimas, que todo el amor que entregó por su hijo ahora es depositado en otros niños y niñas trans que lo necesitan. “Ahí está mi foco, mi esperanza y mi trabajo”.
“Que esto sea un legado con su nombre y vivir en la eterna esperanza de que nos vamos a reencontrar algún día, que lo voy a volver a abrazar, a tenerlo de nuevo conmigo, aunque sea el día que me tenga que morir. Esperaré toda la vida, pero cada día que pasa es un día menos que me falta. Entonces, es difícil, no es fácil, es triste, pero mientras tanto espero ayudar a mucha gente”, cerró.
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