Encerrado, amarrado y sin tratamiento: La historia de abandono de joven con trastorno del espectro autista
El futuro del joven se encuentra en manos de la corte de Apelaciones de Valparaíso, donde fue interpuesto un recurso de protección por el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
Jueves 28 de marzo de 2019 | 20:52
Todo comenzó con un diagnóstico en el cesfam de Concón. Lugar de donde fue derivado a la Teletón cuando era niño. Su familia estaba compuesta por su madre y la abuela, con las que vivió hasta que su casa se quemó y fue abandonado. De ahí pasó de hospital a hospital hasta que llegó a un centro del Sename.
Hablamos de un joven de 18 años identificado como I.E.P.A, con trastorno de espectro autista (TEA), cuyo futuro se encuentra en manos de la corte de Apelaciones de Valparaíso donde fue interpuesto un recurso de protección por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
La historia de maltratos que ha vivido desde que fue abandonado por su familia, momento en que comenzó un trayecto de que lo llevó a pasar en soledad por el Hospital Gustavo Fricke y el Adriana Cousiño de Quintero y los hospital psiquiátricos de El Salvador y de Putaendo, donde vive.
Sin embargo, entremedio, hubo un recito que marcó sus 18 años de vida. Hablamos de el Pequeño Cottolengo de Quintero, donde ingresó en 2016 y que al mes de haber ingresado fue considerado como incompatible, pese a que a lo que se mantuvo hasta febrero de 2018.
Lo anterior, ya que aseguran que nunca debió derivarlo a ese centro, porque no contaban con las competencias para tratarlo, según consigna Radio Bío Bío.
Algo que no es excusa para el director regional de INDH, Fernando Martínez, quien aseguró que el joven sufrió diversos daños por la falta de tratamientos adecuados.
Esto, ya que en el recinto fue catalogado como un peligro para los funcionarios y otros niños. Motivo por el que terminó siendo encerrado en una sala.
Pero eso no fue todo, ya que las vulneraciones vendrían de antes y según el INDH se remontarían al paso del joven por el hospital de Quintero, donde “era atado de extremidades superiores e inferiores”. Esto, supuestamente a que cuando se le desataba, se intentaba agredir y atacaba a los funcionarios.
“El personal médico indicó que ‘el joven aprendió a desatar las amarras’, y relataron un episodio en que ‘se arrancó al baño, y lo encontraron jugando con sus heces fecales’”, aseguran en el documento que presentaron ante la corte.
Es debido a todo esto que dese el INDH esperan que el Estado se haga cargo de una oferta para tratar al joven y termine su tortuoso viaje y pueda recibir la atención que merece.