La azafata VIP que pasa su vida a bordo de jets privados
Ha celebrado cumpleaños en el cielo, fiestas de estrellas del pop en sus giras de conciertos e incluso ha organizado banquetes para sus pasajeros. Es un trabajo que exige adaptarse constantemente a cualquier situación.
Jueves 16 de mayo de 2019 | 20:15
Para muchos, la idea de viajar en avión está lejos del lujo: desde pasar innumerables horas haciendo fila en seguridad, hasta pelearse con los codos del vecino de asiento en un vuelo de larga distancia en clase económica.
Pero en algún otro lugar del cielo, a bordo de un jet privado, hay algunos que viajan con todas las comodidades, desde su propio cine, hasta su dormitorio y su sala de estar.Son privilegios que disfrutan unos pocos afortunados: celebridades, miembros de la realeza, empresarios y oligarcas. Pero el buen funcionamiento de los aviones privados depende, en general, de unos pocos elegidos. Entre los más atentos están los asistentes de vuelo que pasan horas, muchas veces solos, asegurándose de que sus pasajeros reciban un servicio de 5 estrellas.
Si bien la vida de azafata VIP viene la ventaja de poder viajar por el mundo, es un trabajo que puede ser exigente y estresante.
Las habilidades que necesita un asistente de vuelo van más allá de las de un camarero: son mixólogos, limpiadores, asistentes personales, proveedores de comida e incluso cuidadores de perros.
La azafata Kimberley Benton lleva nueve años trabajando en la industria. Dice que fue su pasión por viajar la que la llevó a ese mundo, lo que le permitió embarcarse en 14 giras mundiales. Durante su vida, ha viajado a más de 130 países y ha viajado en 27 tipos diferentes de aviones.
Taza de Nespresso y el Sunday Times para empezar
Para ella, ser asistente de vuelo VIP es algo más que ofrecer el mejor servicio posible a sus clientes: es “crear una experiencia”.
“Esperan un trato mucho más personal”, dice Benton, de 32 años. “Esperan que sepas exactamente lo que quieren, cuando lo desean y puede ser algo tan simple como que nada más subirse al avión tengan un Nespresso, el reposapiés arriba y su Sunday Times [periódico] esperándolos”.
“Grupos de pop, realeza, millonarios, multimillonarios, herederas”, dice Benton refiriéndose al tipo de personas con las que ha volado. “He [volado] a mucha gente que ves en la televisión y te pones un poco nervioso, pero cuando vuelas, estas personas entienden que son como todos los demás”.
En cuanto a las fiestas, dice que lo más importante es asegurarse de que “no se salgan de control”.
“Tienes que estar un poco encima, no dejar que beban demasiado, pero sin arruinar la diversión. Hace falta un poco de equilibrio”, sostiene Benton.
“He organizado algunas fiestas en el cielo en las que sabes que vas a tener invitados a bordo y quieren que todo el champán y el hielo estén listos para comenzar”, agrega. “Quieres asegurarte de que tengan todo lo que quieran: sus whiskies y scotch favoritos”, añade.
Loros exóticos, armas y cadáveres
Mary Kalymnou también ha trabajado como asistente de vuelo durante 13 años, para una clientela internacional de alta alcurnia, como familias reales, jefes de estado, directores ejecutivos y celebridades.
Dice que ha viajado en muchos tipos de aviones, incluidos el Gulfstream G550 y el Embraer Legacy, donde pueden viajar hasta 14 pasajeros.
A bordo ha tenido invitados que traen loros exóticos, joyas, más de 20 bolsas de compras e incluso armas. También ha tenido cadáveres.
“Tres veces en mi carrera tuve un muerto a bordo, un ataúd en el cargamento, hecho de oro y madera carísima”, recuerda.
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El miedo a que cualquiera te reemplace
Dice que el trabajo de un asistente de vuelo VIP es exigente y que “requiere muchos sacrificios”.
“Exige mucha paciencia, flexibilidad y, por supuesto, altos niveles de autoestima”, explica Kalymnou. “Los clientes esperan lo mejor, los operadores exigen lo máximo, por lo que debe estar dispuesta a ofrecer lo mejor de ti”.
De lo contrario, cuenta, podrían reemplazarte fácilmente.
“Cualquier chica podría aprender este trabajo … pero solo algunas se destacan. Ser profesional no es suficiente, debes ser única”, dice.
“Te pueden sustituir fácilmente por alguien nuevo, alguien más joven, alguna más bonita, más inteligente, más flexible. Así que desde el primer día supe que tenía que ser como una esponja para sobrevivir en esta industria”.
Kalymnou comenta que para tener éxito, un asistente de vuelo debe tener “habilidades de catering de primera calidad, pensamiento creativo, buenos modales, así como una actitud elegante y hospitalaria”.
Su carrera la llevó a dirigir el lujoso blog de viajes y estilo de vida y cuenta de Instagram, Maryhop, que ha ganado más de 23.000 seguidores e inspira a otros a seguir una carrera en la aviación. También da consultoría personalizada para ayudar a otros a mejorar su servicio al cliente.
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Benton trabaja ahora como asistente de vuelo independiente para TAG Aviation y varios operadores que brindan servicios de aviación privados y de negocios.
Pero anteriormente, Benton trabajaba a bordo del lujoso jet privado de Four Seasons. La empresa hotelera de lujo con sede en Toronto arrendó su propio Boeing 757 para volar hasta 52 invitados en giras mundiales, a un costo de 119.000 dólares por un viaje de 24 días a nueve destinos.
“Es una experiencia de jet privado porque los pasajeros están en este avión para el recorrido completo, pueden ser de cuatro a cinco semanas y es su avión, no hay nadie más en el avión”, explica Benton.
Cada viaje incluye los vuelos, excursiones especializadas, comidas, bebidas y alojamiento, explicó.
“Muchos de estos huéspedes repiten y, a veces, piden la misma tripulación en su próximo viaje”, según Benton. Agregó que en estos viajes suelen volar ocho asistentes.
Sin embargo, a diferencia de los vuelos de Four Seasons, cuando Benton opera aviones más pequeños y exclusivos suele trabajar sola.
Antes de cada vuelo, tanto Kalymnou como Benton tienen que organizar el servicio de comidas para el vuelo, lo que puede ser desafiante.
“Podría tocarte alguien poco exigente que no pida mucho, tal vez solo frijoles, y otros quieren un banquete completo, una cena familiar y un servicio de cinco estrellas”, explicó Benton.
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En una ocasión, Kalymnou recibió un pedido de último minuto de su cliente que solicitó una sopa de aleta de tiburón en un vuelo desde Londres. El raro plato, que por lo general requiere pedirse con 48 horas de anticipación, obligó a Kalymnou a esforzarse al máximo.
“Ese fue un desafío difícil, ya que estaba prohibido en el Reino Unido y solo los proveedores y restaurantes certificados podían entregar el pedido”, explicó.
“Gracias a las excelentes conexiones en el Reino Unido, logré que la pedido se realizara solo unos minutos antes de que llegaran los pasajeros”, recuerda Kalymnou. Pero después de todo el estrés por el que pasó para conseguirlo, cuando ofreció el menú a sus invitados, decidieron que querían seguir comiendo las hamburguesas que habían comprado de camino al aeropuerto.
“Este es un ejemplo típico de nuestra vida cotidiana como asistentes de vuelo VIP. Nos esforzamos para hacer lo mejor, aunque luego no sea necesario”, explicó.
Urinarios Fendi y alfombras de seda
Una vez, cuenta Benton, trabajaba en un avión que estaba decorado con alfombras de seda y asientos de inodoro diseñados por la casa de moda de lujo italiana, Fendi.
“Era una alfombra de seda pura, así que tenías que estar muy atenta a todos los ingenieros que venían con sus grandes botas. Una tenía que estar todo el tiempo como ‘eh, quítate los zapatos … no toques nada”, se ríe.
También había un conductor de Fórmula Uno que casi todo en su jet privado estaba hecho de fibra de carbono.
“Era muy caro y él tenía todo eso y cuero negro”, recuerda.
Zapatos Louboutin obligatorios
Benton dice que si bien algunas grandes aerolíneas comerciales ofrecen habitaciones privadas a los clientes si desean una experiencia más lujosa, todavía no pueden competir con la exclusividad de un jet privado.
“Aún no tiene la capacidad de cambiar el horario y eso es lo que hace que el privado sea mucho más personalizado en comparación con el comercial”.
Si bien no hay un uniforme universal para los asistentes de vuelo VIP, Benton dice que ha conocido a algunas a los que se les ha exigido que usen tacones de plataforma que les compró el propietario del avión.
“Conozco a personas que tienen que usar Louboutins dentro y fuera de la cabina”, revela Benton. Pero por lo general, dice, a los propietarios les gusta que se vean simplemente presentables, con peinados y maquillaje sencillos.
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La vida de asistente de vuelo es un trabajo que puede poner a Benton en “espera permanente”, sin saber dónde terminará en 48 horas o incluso dos semanas.
“A veces no siempre tienes la oportunidad de disfrutar de un día libre completo”, agrega.
Dice que, como independientes, los auxiliares de vuelo pueden ganar entre £ 150 ($ 195) y £ 450 ($ 587) por día, según su experiencia y lo que pueda negociar con el operador.
“No hay un salario fijo”, comenta. “Cada uno tiene un acuerdo distinto”.
Benton añade que, si bien no suelen recibir propinas, recibió regalos como bolsos caros de parte de sus pasajeros. Y dice que lo mejor de su trabajo es la oportunidad de conocer gente nueva y visitar nuevos como Maldivas, Japón, la Isla de Pascua y Bali.
“Uno de los mayores beneficios es parte del trabajo. Ir a todos estos lugares y poder decir que es tu trabajo”, dijo. “Viajas para vivir y haces lo que te encanta”.