La dramática historia de la chilena que fue robada del Hospital de Talca y dada en adopción ilegalmente en EE.UU.
Cristina Prisco pasó toda su vida creyendo que su madre biológica la había abandonado, sin embargo, la realidad era muy distinta. Después de 42 años, recién supo que fue una víctima más de la red de tráfico internacional que operó durante la dictadura militar.
Jueves 18 de agosto de 2022 | 16:29
Un impactante hecho dio a conocer The New York Post, se trata de la historia de Cristina Prisco, quien fue robada de su madre en el Hospital de Talca y dada en adopción de forma ilegal a una pareja de Estados Unidos en 1980.
La mujer de 42 años creció como hija única en el Bronx, sin embargo, en abril escuchó el relato de Tyler Graf, que cuando rastreó a su madre biológica se enteró que había sido adoptado ilegalmente.
El caso fue revelado por el famoso programa estadounidense Good Morning America, donde se contó que Graf había sido víctima de una red de tráfico internacional que involucraba a profesionales médicos, el gobierno chileno y la Iglesia Católica.
Graf había sido robado de su madre y adoptado ilegalmente, al igual que otros niños y niñas durante las décadas de 1970 y 1980, en plena dictadura militar de Augusto Pinochet.
La verdadera historia
La historia de Graf llamó la atención de Prisco, que vivió toda su vida creyendo que había nacido de una mujer pobre en Chile que la había tenido que dar en adopción. Pero la verdad estaba lejos de eso.
Su padre adoptivo, Benito Zagaglia, viajó a nuestro país en mayo de 1980, cuando vino a buscar a la pequeña para llevársela a su madre adoptiva, Ann Marie Zagaglia, en Estados Unidos. De esa forma, la familia se formada a partir del tráfico de niños.
Todo esto lo supo después de tomar contacto con su madre biológica, Laura Rosa Fuentes Cáceres, de 63 años y oriunda de Talca y progenitora de otros ocho hijos.
Bienvenida a casa
Cuando vio a su familia por primera vez a través de una videollamada, inmediatamente se sorprendió por su innegable parecido. "[Es] bastante sorprendente encontrar (a mi familia) después de todo ese tiempo. Ahora ya no tengo que preguntarme más, pero fue (también) un poco abrumador, porque hay muchos de ellos", indicó a NYPost.
Finalmente, los conoció a todos en persona en julio, cuando junto a su madre adoptiva voló a Chile, donde la estaban esperando todos con un colorido cartel hecho a mano que decía "Bienvenida a casa, hermana".
Según indicó, Prisco inmediatamente corrió a los brazos de su madre biológica para darle un largo abrazo y escuchar su versión de los hechos.
Fue entonces cuando Cáceres le contó a su hija perdida que vivía en la extrema pobreza y cuando la dio a luz le dijeron que tenía ictericia y debía permanecer en el Hospital Regional de Talca. Como no podía pasar otra noche en el recinto, se fue a su casa.
Al volver al otro día se encontró con que la pequeña no estaba. Al consultar a una de las recepcionistas, le dijeron que los documentos de alta que había firmado el día del nacimiento de Prisco eran en realidad para darla en adopción.
"Descubrir la forma fue un poco impactante, pero estoy feliz de saber la verdadera historia y estoy un poco enojada por todo lo que le pasó a mi madre. Las personas involucradas eran malvadas y me robaron a mi familia", lamentó Prisco al conocer la verdad.
En todo caso, la mujer de 42 años afirmó que "realmente no pasó un día sin que pensara en dónde nací y cómo comenzó mi historia".
Pero el reencuentro no quedó ahí, porque reabrió otra herida de Laura Fuentes, quien contó que Prisco no era la primera de sus hijas en no regresar a casa del hospital.
Años antes, en septiembre de 1975, había dado a luz en su casa a una niña a quien llamó Marcela. Cuando la pequeña enfermó, la llevó al hospital y le dijeron que era necesario internarla.
Después de varias semanas, su pareja regresó al recinto médico y le dijeron que Marcela había muerto y que el cuerpo había sido donado para investigación médica.
Por eso, este reencuentro le da esperanzas a la familia de que Marcela podría estar viva en alguna parte del mundo. "Me siento bendecida y siento que necesito tratar de hacer todo lo que pueda para ayudar a los demás. Me había estado perdiendo el principio, pero siento que mi historia está completa ahora", dijo Prisco, quien tiene esposo y dos hijos.