Tuvieron una infancia feliz. De adultos, pudieron construir una vida en familia en medio de las comodidades del barrio alto. Pero llegó la tercera edad, jubilaron y todo cambió. Tras las muros de grandes casas en sectores acomodados se esconde un verdadero drama. Es la pobreza encubierta que afecta a adultos mayores cuya pensión los hace vivir una precariedad casi invisible en su barrio.