Insultos, humillaciones, incluso golpes y amenazas de muerte enfrentan los trabajadores de la salud pública. En todo el país hay más mil centros de atención primaria de salud, pero sólo 27 de ellos cuentan con cámaras de vigilancia y botón de pánico. Por esta razón, muchos de ellos han optado por tomar medidas de iniciativa propia para resguardar su seguridad.