Mientras los familiares de las mujeres que fueron abusadas y asesinadas en el desierto iquiqueño reclaman que la justicia y el Estado ha quedado al debe, Pérez Silva se mantiene cumpliendo su condena de cadena perpetua. Un suceso que quedó en la memoria chilena, no solo por la crueldad de los hechos, sino por el tratamiento que tuvo la policía en ese entonces.