Las víctimas denuncian que el modo de operar es el mismo. Los delincuentes muestran interesados en los vehículos y citan a sus dueños a una sucursal bancaria los viernes en la tarde y justo al límite del cierre. Pagan con vales vista y luego acuden a una notaría para realizar el papeleo de transferencia sin percatarse del delito.