María Marruá
La salvaje y maternal mujer de Pantanal.
Era sólo Maria antes de convertirse en Marruá. Esposa devota, dócil, servil y dotada, vivía para su familia. Enterró, uno por uno, a los tres hijos que tuvo con su esposo, Gil. Junto a cada uno de ellos, enterró un pedazo de sí misma, de modo que cuando llegó al Pantanal era un mosaico como persona. Solo cargaba odio en su pecho cuando se vio embarazada de su esposo por cuarta vez. A diferencia de otras veces, recibió la noticia con aire de maldición. Incapaz de soportar la idea de perder a otro hijo, empujó a la recién nacida en una canoa por las aguas del río, pero cuando una anaconda gigante amenazó a la bebé con un abrazo fatal, Maria, salvaje y maternal, se abrió paso entre las aguas y ¡salvó a la pequeña Juma con los dientes! Gil, que observaba la escena desde la orilla opuesta del río, jura que vio a su esposa transformarse en jaguar para salvar su cría. La noticia corrió y fue entonces cuando Maria se volvió Marruá.