El adulto mayor se dedica a vender aros a la entrada del puerto, lugar donde es dejado por las dos hijas que vigilan su accionar. “Si no vende nada incluso lo golpean”, denuncia una comerciante del sector.
Cazanoticias denuncia vulneración de derechos a un adulto mayor de avanzada edad: un abuelo de 92 años que es obligado a trabajar en las calles de Valparaíso, a pleno sol, por largas horas y -lo que es peor aún- escoltado por sus hijas, sin que ellas le presten ningún tipo de ayuda.
Por lo que se ve en el video, la intención de las mujeres es generar lástima en la gente para facilitar la venta de sus productos, unos aros que el abuelo sostiene en sus brazos esperando por posibles compradores.
Lee también: El caso de Manuel Parra, el abuelito de 100 años que sigue trabajando pese a su edadLa mujer que se contactó con CHV Noticias comenta que estaba de paso en Valparaíso y que fue en la entrada del recinto portuario donde se encontró con este hombre de avanzada edad. “Pensé que estaba solo vendiendo, pero cuando me acerqué a conversar con él, una mujer salió de la nada y me pregunto si iba a comprarle algo o que me dejara de molestar”, relató.
En ese momento ella decidió encarar la situación. Comenzó a grabar para obtener un registro y denunciar este hecho que califica como abuso, ya que el hombre ni siquiera cuenta con un lugar cómodo para sentarse o guarecerse del frío y del calor, dependiendo del día.
Esta misma denuncia fue corroborada por Susana, una trabajadora del sector que ha atestiguado escenas de abuso con el abuelo en reiteradas ocasiones.
“Ellas son muy insolentes (las hijas). Si uno se acerca al caballero de inmediato aparecen las dos como buitres. Además si él no vende nada, ellas los golpean y maltratan psicológicamente”, sostiene.
Lee también: Abuelita chilena de 95 años fanática de “Game of Thrones”: “Ojalá no morirme antes de que termine la serie”Por otro lado, Susana comenta que la gente que trabaja en el puerto ya lo conoce al anciano, quien se desenvuelve siempre por ese sector. Sus hijas lo llevan a trabajar alrededor de las 11 de la mañana y recién en la tarde o noche lo retiran, cerca de las 20 horas.
También relata que se han dejado varias denuncias, las que se están acumulando en Fiscalía. Sin embargo, nada de esto ha servido para que haya una intervención y cambie la realidad del longevo comerciante.
“La idea es que se lo lleven a un hogar de ancianos donde seguramente estará mejor que en la calle al acecho de sus dos hijas que abusan de él”, sentencia.