Tenía un taller en el que trabajaba día y noche, con una libreta llevaba registro de sus clientes y de los cobros que les hacía. ¿El problema? Se dedicaba a fabricar piezas de armas de fuego de alto calibre y hasta modificarlas para vendérselas clandestinamente a bandas delictuales. Entre los hallazgos que realizaron los funcionarios policiales se encontraron armamentos de guerra, subametralladoras tipo uzi y una impresora 3D que utilizaba para diseñar piezas que permitieran a las armas percutar ráfagas de disparos. Junto con ello, se recogió como evidencia 2 kilos de drogas y una suma cercana a $2 millones en efectivo. ¿Cómo se llegó a este sujeto? ¿Cuántas personas fueron detenidas? Lo vemos en la siguiente nota.