La empresa sanitaria a cargo del tratamiento y la distribución en gran parte de la región de Valparaíso asegura que está “trabajando para evitar el racionamiento de agua durante el verano”. El déficit de lluvias en la zona alcanza el 70%.
El Gran Valparaíso es la tercera conurbación (Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Villa Alemana y Quilpué) con más habitantes en Chile después del Gran Santiago y el Gran Concepción. Y de ellas es la que antes podría verse afectada seriamente por la escasez hídrica que aqueja a casi todo el país, especialmente, entre las regiones de Atacama y Los Lagos.
¿Por qué? Porque “estamos en una situación más que preocupante en cuanto a la disponibilidad de agua para el consumo humano en el Gran Valparaíso. Hoy el farolillo está entre amarillo y rojo, pero si el próximo invierno no llueve, el farol será rojo”, afirma Alejandro Salas, gerente regional de Esval, la empresa sanitaria que abastece a gran parte de la región de Valparaíso (salvo Rapa Nui, Juan Fernández, Santo Domingo, Olmué y Panquehue).
Según el ejecutivo “la continuidad en la producción de agua potable se da básicamente por las reservas que tenemos en el embalse Los Aromos (Limache), el cual estamos recargando por estos días gracias al esfuerzo de todas las secciones del río Aconcagua que nos permiten disponer de agua en la cuarta sección que, dicho de paso, está seca durante 215 días al año. Hoy estamos abocados en garantizar la continuidad del suministro para los próximos 6 a 7 meses”.
De acuerdo con la sanitaria, que abastece cerca de 650.000 hogares en la región de Valparaíso, durante las últimas dos semanas y media han inyectado agua del río Aconcagua al embalse Los Aromos que está a un 21% de su capacidad (7 millones de metros cúbicos de un total de 38 millones).
“Para quedarnos tranquilos para este verano debemos dejar Los Aromos con más de 18 millones de metros cúbicos almacenados, de hecho, estamos apuntando para alcanzar 22 o 23 millones de metros cúbicos”, detalla Salas.
- ¿Hasta cuándo los canalistas del río Aconcagua dejarán correr el agua para que la almacenen en Los Aromos?
“Nos reunimos semanalmente con la mesa del río Aconcagua para evaluar la situación de aporte de agua de las secciones para seguir recargando Los Aromos. Hoy estamos almacenando entre 3 mil y 3.500 litros de agua por segundo gracias a este compromiso y, además, estamos abasteciendo la planta de Concón”.
- El racionamiento del suministro de agua potable en el Gran Valparaíso, ¿es una opción en el corto plazo?
“Estamos trabajando para evitar el racionamiento este verano. De hecho, sin estos acuerdos con los canalistas del Aconcagua, el racionamiento sería una posibilidad. Pero con lo que estamos haciendo, este verano no debiésemos tener cortes de suministro por falta de agua en nuestras fuentes. Pero si en el próximo invierno la situación es similar o peor, no descartamos que tengamos racionamiento”.
Históricamente el Gran Valparaíso se abastecía con las aguas del río Aconcagua, el embalse Los Aromos y el Lago Peñuelas, pero este último está seco con sólo un 0,6% de su capacidad. “Por eso estamos ocupando el agua del Tranque de La Luz (Placilla) que está a un 70% de su capacidad (3,8 millones metros cúbicos aproximadamente de un total de 5 millones). Esta fuente la utilizamos de manera esporádica cuando existen altos de consumos en Placilla y Curauma. El tema es que este tranque se llena sólo por las lluvias, vale decir, si el próximo invierno no llueve no lo podríamos usar”, sostiene el gerente regional de Esval.
En cuanto a las aguas subterráneas, Alejandro Salas afirma que “son importantes, pero han tendido una merma significativa por la falta de lluvias”. En lo que va del presente año han caído 70 milímetros de agua en Valparaíso con un déficit del 70%.
“El ideal para que podamos garantizar el abastecimiento adecuado de agua potable es que se registren entre 200 y 250 milímetros de lluvias anuales. Luego de 14 años de sequía y, particularmente lo seco que ha sido este invierno, para el próximo año necesitamos que caigan unos 250 milímetros de agua por lo menos”, anhela el ejecutivo.
- Ante esta situación tan crítica, ¿no evalúan la construcción de una planta desalinizadora?
“La desalinización debiera ser la última opción para el consumo humano dado la dificultad para la construcción de las plantas y el costo que ello involucra. Una planta así demoraría entre 3 a 4 años en esta lista”.