El agresor tomó una tetera llena de agua hirviendo y se la arrojó a su pareja, dejándola con serias lesiones. Hoy él está prófugo y ella se recupera de las cirugías a las que ha debido ser sometida. “Yo ahora no vuelvo a la comuna, no quiero estar cerca", dice Natalia.
Ya cumplió tres semanas hospitalizada. En su pieza del Hospital Félix Bulnes busca recuperarse. Primero de las graves quemaduras sufridas que han obligado a dos limpiezas quirúrgicas y una cirugía para colocar injertos de piel. También psicológicamente. Tiene miedo, porque sabe que pudo haber muerto. Pese a ello, quiere dar su testimonio. Para hacer justicia y poner la voz de alerta.
Lee también: El calvario de las denunciantes de violencia de género cuando vence la orden de alejamiento“Solo quería entrar al agua fría, porque eran unos dolores terribles, yo gritaba. Yo creo que me puse como loca ese día, pero de puro dolor. Me llevaron al SAPU, me vieron, me pusieron calmantes para el dolor y me mandaron al hospital”, es lo primero que señala Daniela Cid, de 32 años y madre de tres hijos, en relación a lo sucedido la tarde del 15 de septiembre en su casa en la comuna de Renca.
Asegura que las discusiones con su pareja, Luis Eduardo Claveau Aldayuz, de 58 años, eran comunes. Siempre con violencia verbal mutua. A veces él llegaba a los golpes. “Él tenía la costumbre de romper todo. Cuando se enojaba, rompía todo, todo lo de la casa, televisor, muebles. Él decía que lo hacía para no pegarme”, agrega Natalia para describir al padre de dos de sus hijos, los menores.
Pero esa tarde, la violencia fue más allá. “Yo estaba en la cocina. El agua la tenía hervida recién. Me estaba insultando, y yo también a él. Fue lo primero que tomó. Pescó la tetera y me la lanzó. Lo único que atiné es a darme vuelta y taparme la cara. Me quemó todo el lado izquierdo. Brazo, cerca del estómago y al parte del muslo”, recuerda Natalia. El agua hirviendo de tetera llena le había quemado la piel. De ahí, solo dolor.
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“Él se quedó ahí, parado. Quedó como pasmado de primera. Quiso verme, pero yo solo gritaba, no quería nada”, añade Natalia, recordando la última vez que vio a Luis Claveau. Su cuñada, al oír los gritos, entró y la llevó al Sapu. Y de ahí al hospital. Nunca más se supo del agresor. Hoy se recupera de las graves quemaduras sufridas.
La familia de Natalia puso una denuncia por el hecho. Desde la Fiscalía Centro Norte aseguraron que, tras recibir la denuncia, decretaron diligencias investigativas que aún están en desarrollo. Añaden que la Unidad de Atención a Víctimas de la Fiscalía ya tomó contacto con denunciantes. El agresor aun no es formalizado.
“Yo ahora no vuelvo a la comuna, no quiero estar cerca. Al menos hasta el juicio, o que él aparezca”, asegura Natalia. Pero pese al miedo, hay ganas de luchar: “yo igual voy a hacer justicia, porque me pudo haber matado, me pudo haber quemado la cara”.