"A diferencia de una mera conversación con amigos por Facebook o Instagram sobre la última gracia que hizo nuestra mascota, en el metaverso realmente nos sentiremos integrados e inmersos en un ecosistema donde la realidad física se entremezcla con una realidad virtual. ¿Por qué no pasear por las Islas Seychelles, desde la comodidad de nuestro living? ¿Por qué no asistir a un concierto de la última estrella del momento?" sostiene el autor.
* Francisco J. Gutiérrez es académico del Departamento de Ciencias de la Computación, FCFM, Universidad de Chile.
El metaverso se nos presenta hoy en día como la “nueva revolución tecnológica”, que promete cambiar la forma en que interactuaremos y nos relacionaremos digitalmente en los próximos años. Tal como lo hicieron las redes sociales en su minuto, el metaverso permite romper con las barreras geográficas y temporales de interacción, para así estar involucrados e inmersos en un mundo –una dimensión de realidad paralela– en donde podemos realizar actividades tan mundanas como comprar y jugar, hasta acciones muy específicas, como participar de una clase o teletrabajar con colegas físicamente localizados en distintos rincones del planeta.
Pero a diferencia de una mera conversación con amigos por Facebook o Instagram sobre la última gracia que hizo nuestra mascota, en el metaverso realmente nos sentiremos integrados e inmersos en un ecosistema donde la realidad física se entremezcla con una realidad virtual. ¿Por qué no pasear por las Islas Seychelles, desde la comodidad de nuestro living? ¿Por qué no asistir a un concierto de la última estrella del momento? O, mejor aún, de una artista que fue creada en el propio metaverso?
El metaverso también es un polo atractivo para los negocios. Dada su promesa de generar un alto potencial de involucramiento e inmersión con las personas, distintas empresas ya están poniendo su atención en cómo desarrollar contenido y estrategias para atraer e integrar a sus consumidores con propuestas innovadoras, atractivas y que permitan reforzar su presencia en esta dimensión virtual.
En términos de innovación, las posibilidades que nos ofrece el metaverso son múltiples, desde campañas personalizadas y dirigidas a segmentos específicos de población, hasta la generación de nuevos productos y servicios propios del metaverso, en los cuales las criptomonedas se vuelven uno de los medios preferidos de transacción.
Tampoco podemos dejar de mencionar las aplicaciones en dominios específicos que nos puede brindar el metaverso. Desde espacios para aprender y entrenarnos en el uso de tecnología avanzada (como un simulador de pilotaje de aviones de última generación), hasta aprender nuevas técnicas de cirugía en un pabellón virtual. Las oportunidades de colaboración, especialización e interacción se vuelven, entonces, inconmensurables.
No obstante lo anterior, no va a llegar de la noche a la mañana. Para poder concretar una interacción fluida y una experiencia altamente immersiva, aún debemos resolver diversos desafíos tanto técnicos como sociales, que actualmente forman el cuerpo principal de investigación académica e industrial en el diseño y desarrollo de tecnologías en realidad extendida.
Por ejemplo, diversas empresas en el rubro tecnológico, como por ejemplo Meta (ex-Facebook), hoy en día tienen un muy alto interés en desarrollar algoritmos que permitan generar representaciones visuales realistas, motores de inteligencia artificial que puedan adaptarse tempranamente para promover experiencias más personalizadas, e incluso definir cuáles serían las reglas en términos de gobernanza, identidad, comportamiento ético y normas sociales para convivir sanamente en el metaverso.