Brian Schmidt, ganador del Nobel de Física de 2011, aseguró que su logro no hubiera posible sin el valioso aporte de astrónomos chilenos. El académico relató que en 1990 se enteró del Proyecto Calán Tololo cuando conoció a Mario Hamuy, quien participaba de la iniciativa junto a José Maza, con la que querían demostrar que las supernovas son una suerte de faro cósmico que ayudan a determinar distancias a galaxias lejanas. Con lo anterior además se logró medir el ritmo de expansión del universo, fundamental para examinar la premisa de Albert Einstein de que la velocidad de esto se estaba frenando y gracias a la investigación chilena ya había cómo medirlo. Esas herramientas y datos fueron usados por Schmidt en 1994 para comparar el ritmo de expansión del universo de entonces y el del pasado y demostraron que el universo no se frena, lo que fue un cambio de paradigma que abrió una ventana enorme a un nuevo mundo astronómico.