Recientes estudios realizados por la Universidad de Yale y por la revista Lancet han investigado las posibles causas del brote de hepatitis aguda que se ha registrado en niños y niñas en el mundo, y han apuntado a que podría estar vinculado al COVID-19. Esto, porque se ha establecido una relación entre el contagio previo con coronavirus y la posterior infección con adenovirus 41. En concreto, se trataría de una secuela de la enfermedad en los menores de edad, quienes quedarían con mayor disfunción hepática. En Chile aún no hay casos, pero hay 8 en Argentina y 16 en Brasil, por lo que en nuestro país está en alerta.