La primera mujer en ejercer como jueza asistente en un Superclásico contó algunas de las dificultades que experimentó en su niñez por gustarle el fútbol. Ahora, su sueño es obtener su insignia FIFA y dirigir en el fútbol masculino.
Cindy Nahuelcoy (33) hizo historia el domingo 25 de abril al convertirse en la primera mujer en ejercer como jueza asistente en un Superclásico. Después de haber llegado a la Primera División del fútbol masculino, su próxima meta es obtener su insignia FIFA para llegar a la Copa Libertadores o la Sudamericana.
Así lo confirmó en entrevista con Las Últimas Noticias, instancia en la que habló sobre sus proyecciones y el camino que recorrió hasta llegar donde está hoy. “Ahora estoy en la nómina para aspirar a ir al Mundial Femenino 2023 en Australia y Nueva Zelandia, pero la verdad es que mi objetivo es dirigir en el fútbol masculino”, afirmó.
A Nahuelcoy le apasiona ser juez asistente, ya que requiere de velocidad y ella es velocista. Los centrales, en cambio, necesitan más resistencia. Además, piensa que "no tenía el nivel" para ser futbolista.
Sus inicios se remontan a las visitas al estadio con su papá, donde de apoco fue entendiendo el juego. "En el barro, en Pudahuel, donde me crié, me gustaba salir a jugar pichangas con los vecinos. Lo pasaba mejor así que con mis amigas, porque yo nunca fui de jugar con muñecas Barbie o a las tacitas”, relató.
Lee también: Endler habló de todo: La promesa si gana la Champions, futura maternidad y el machismo en LatinoaméricaEsa pasión le costó algunas amistades en el colegio: “yo era bien deportista en el colegio porque jugaba fútbol, básquetbol y vóleibol, y no hacía lo que tradicionalmente hacían las niñas de mi edad y eso a algunas personas les provoca cierto rechazo. Algunas amigas no jugaban ni se juntaban conmigo porque sus mamás se lo prohibían. Decían que yo era machito porque jugaba a la pelota". Ya más adolescente, como no era de maquillarse, se sentía "el Patito Feo”.
Tras dar la PSU, se inscribió en Educación Física, donde un compañero la invitó a arbitrar un partido de futbolito en una empresa: "lo pasé bien y me quedó el bichito, así que cuando estaba en el último año de la carrera me metí al INAF (Instituto Nacional del Fútbol, Deporte y Actividad Física) al curso de referato. Trabajé en algunos colegios como profe mientras terminaba y luego, como tenía que decidir qué hacer, me fui por el arbitraje. Me enamoré de esta pega”.
Sin embargo, nunca pensó "que se abriría tan rápido la opción en Chile de que las mujeres pudiésemos integrarnos al fútbol masculino".
"Siento que las que estamos en esto hemos demostrado capacidad”, remató la árbitra.