La tensión entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche en la macrozona sur del país no es historia reciente. Durante los dos siglos de historia como nación independiente, este pueblo ancestral se ha visto envuelto en una incorporación resistida por parte de sus miembros.
El escritor e historiador mapuche, Pedro Cayuqueo, ha abordado parte de estos eventos que han estado más bien en la oscuridad de lo que se conoce sobre las y los mapuche.
Fue a partir de sus trabajos Historia Secreta Mapuche 1 y 2 que el periodista recibió una sorprendente carta de parte de un familiar de un miembro del Ejército mencionado en uno de sus textos.
"Un tataranieto del comandante Domingo Salvo, de criminal participación en la 'Pacificación' y célebre acaparador de tierras mapuche, leyó mis libros y me escribió una carta. Les soprenderá", escribió Cayuqueo.
El relato está firmado por Cusmi Fuentes Garrido, nacido en Victoria, provincia de Malleco en la región de La Araucanía. En la actualidad, asegura, vive en Santiago debido a la falta de oportunidades laborales en su ciudad.
La misiva narra parte de lo que serían las historias sobre Domingo Salvo que su abuelo -y nieto de Salvo- le contaba. Estas están marcadas por la discriminación a los mapuche por parte de colonos y chilenos por igual, además de juicios sin procedimientos, sólo con ejecuciones.
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Lee el relato a continuación:
Don Pedro, cómo está. Le cuento que estoy leyendo su libro Historia Secreta Mapuche. Quiero contarle que soy un victoriense radicado en Santiago, donde llegué porque sufría con el frío sureño y la falta de oportunidades laborales. No me agradaba lo dura de la vida en el sur, además la gente es muy clasista en especial los colonos.
Mi abuelo me contaba que a muchos lonkos se les llamó en son de paz a comidas para luego entre seis o más soldados ahorcarlos o degollarlos. Mi madre me relató que uno de ellos fue matado en forma inhumana, se le invitó a una comida para luego entregarlo a gente de Victoria de la época. Allí se lo emborrachó y fue pasado a cuchillo por los colonos. Se le acusaba de ser ladrón pero no hubo juicio sino un linchamiento civil, todo esto a vista de mi abuelo que era un adolescente en esos años.
Esa escena nunca la olvidó mi abuelo, aconteció cerca de 1915.
El nombre del lonko lamentablemente no lo recuerda mi anciana madre. ¿Cuántos mapuche fueron asesinados por chilenos en Victoria a lo largo de los años? No lo sé. A este lonko no se le hizo juicio, sólo se le ejecutó. Antes había sido presa de innumerables emboscadas pero dada su altura y fuerza física nunca lo pudieron reducir, intentaron entre varios hombres, contaba mi abuelo, pero la única forma fue engañarle con falsas invitaciones y emborracharlo.
Mi abuelo murió pasado los 90 años en Victoria y hablaba cosas en mapudungún, y decía que los mapuche eran excelentes como arrieros y trabajadores. Lo acompañaron muchas veces a cruzar la cordillera en busca de comida para el ganado. No es nuevo para mí lo que escribe en su libro, mi abuelo admiraba mucho a los mapuches ya que perteneció al Ejército de Chile al igual que su padre, y los respetó porque fueron sus enemigos y luego, evidentemente, sus amigos. Lo que sí me resultaba desconocida era la historia de los mapuches al otro lado de la cordillera.
Mi abuelo me hablaba de "indios", así les decía a veces, de un metro ochenta, maceteados y musculosos que después fueron achicando quizás por falta de ejercicios y mala alimentación. Sus recuerdos de infancia y adolescencia no son de personas pequeñas, para nada, él los vio con sus ojos y compartió con ellos, durmió en sus rucas también. Mi abuelo recordaba con tristeza cómo llegaron casi al exterminio de los mapuche en Malleco. Me contó muchas historias siendo niño, pero la verdad nunca le presté mucha atención.
Por mi parte lo único que conocí de esos toquis fue que es mencionado Mariluan en el himno de la ciudad de Victoria, una villa llamada Kilapan y una panadería famosa también en Victoria que siempre relacioné con alguna comida y no con el toqui. En Victoria siendo niño vi como los profesores normalistas humillaban a los niños y niñas de apellido mapuche incluso bajándoles las notas e incentivándolos a abandonar el colegio y volver a los campos, a sus reducciones.
Me ponía muy incómodo que les robaran sus logros académicos, les bajaban las notas, por suerte con el tiempo empezaron a llegar profesores universitarios que venían con otro pensamiento.
Pero los normalistas hicieron mucho daño a generaciones de campesinos y pobres, con especial alevosía contra los mapuches.
Nunca el magisterio o Colegio de Profesores ha pedido perdón de cómo torturaron psicológicamente a los niños y niñas mapuches. El "bullying" lo empezaban los mismos profesores y los niños seguían después ese mal ejemplo. Ellos educaron generaciones racistas y clasistas.
Le contaba que estoy leyendo el segundo tomo de su libro y quiero decirle que no sólo es una historia de los mapuches: es una historia de todos quienes somos del sur. Lo que usted escribe me ha permitido conocer a mis antepasados. Yo soy nieto de cuatro familias distintas de colonos y tataranieto de un general despiadado que cita en su libro y que invadió junto a otros las tierras de la Araucanía: el general Domingo Salvo. Hace unos años atrás hice mi genealogía y encontré ese dato.
Encontrarme con antepasados que no fueron muy cristianos con los mapuches me produjo sentimientos encontrados.
Muchos de los familiares de Domingo Salvo llegaron a Victoria y Traiguén, uno de sus descendientes es dueño de una famosa fábrica de cecinas en Victoria y también hay uno que fue alcalde de Temuco en décadas pasadas. Por mi parte no puedo sino sentir vergüenza de cómo se obtuvieron varios de los fundos que aun conservan parte de mis familiares. Lo bueno es que hoy en día varios de mis primos están casados con mujeres mapuches. Mi hija es nieta de un mapuche de Melipeuco y mis hermanastros paternos pertenecen a una comunidad mapuche de Carahue. ¿Qué diría el general Salvo si supiera que sus bisnietos están casados con mujeres mapuches?
Es caprichosa la vida y también lo son las historias familiares. No a todos mis ancestros les fue bien.
Algunos de ellos, con menor suerte, también fueron víctimas de grandes latifundistas y muchos incluso cansados de los abusos vendieron lo poco que tenían y se fueron para Argentina. Es algo que usted también cuenta en su libro, la migración de chilenos pobres hacia el otro lado. Por allá siguen.
Su libro, don Pedro, no es sólo una historia que deben leer los descendientes de mapuche, también los bisnietos de colonos y oficiales del Ejército que participaron de esas campañas. Su historia mapuche también es mi historia.
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