El mal hábito le generó una enfermedad que le puso la mano de color negra.
La onicofagia, nombre que recibe la costumbre que muchos tienen de moderse las uñas, es algo que afecta a niños y adultos por igual.
Aunque puede ser una forma de controlar la nasiedad, este mal hábito puede provocar daños en los dientes y las uñas y, en un caso extremo, en sufrir la perdida de un dedo.
Es lo que le sucedió a una joven australiana llamada Courtney Whithorn, que luego de morderse las uñas por 20 años, en el 2014 se dio cuenta que su pulgar derecho se puso totalmente negro.
Te puede interesar: Broma familiar: Hicieron creer a un niño que era invisible y desataron una inesperada reacción “Mi mano estaba constantemente en un puño porque no quería que nadie la viera, ni siquiera mis padres. Me asusté un poco cuando mi piel comenzó a ponerse negra, así que se los mostré por primera vez este año”, contó la joven al medio Daily Mail.En vez de acudir a un médico para tratar el problema, ocultó el dedo por cuatro años, hasta que todo se hizo insostenible. Finalmente, en julio pasado, un especialista le diagnosticó melanoma subungeal lentiginoso acral, nombre con el que se le conoce a un tipo de cáncer de piel.
Debido al avanzado estado del melanoma, el dedo tuvo que ser amputado. "No hay suficiente investigación para decir cuál es la tasa de supervivencia del cáncer o la probabilidad de que regrese porque simplemente no sabemos mucho al respecto. Solo lloro cada vez que es mencionado", comentó Whithorn, quien detalla que aún desconoce la ubicación del cáncer en su pulgar, por lo que corre el riesgo de sufrir la pérdida de otro dedo.