De acuerdo a la información que se maneja hasta el momento, se trató de un asalto en el que un grupo de personas agredió a las mujeres que circulaban en el vehículo. La víctima debió ser intervenida de urgencia.
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Cuando escuché ese sonido me tiré para el lado, encima de mi amiga, y
sentí que me atravesó la lanza en la cabeza a la altura de la oreja". Ese es parte del testimonio de
Mariela Franco, joven que fue
víctima de una violenta encerrona durante la semana pasada.
La mujer de 28 años de edad vivió un traumático episodio durante el domingo 18 de junio, día en que la intentaron asaltar para arrebatarle su vehículo en la comuna de Curacautín,
región de la Araucanía.
Sin embargo,
la peor parte no fue el riesgo de perder algo material, sino la forma en que los antisociales la agredieron para concretar su objetivo.
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Era un dolor horrible e intenso, no lo podía soportar.
Pensé que me iba a morir", confesó
Mariela a
LUN sobre la herida que sufrió a raíz del objeto que le lanzaron.
¿Cómo se produjo el robo?
Ella estaba en el auto de su amiga cuando de pronto
vio a una persona conocida en un grupo situado en la calle, que la saludó e incitó a parar y bajar la ventanilla.
Fue así que Mariela le pidió a la conductora que se detuviera,
aunque ella únicamente bajó la velocidad, decisión que segundos después les permitió escapar más rápido.
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Esa mujer que nos hizo parar fue mi amiga en el pasado, por eso la quise saludar.
Cuando se acercó a mi ventana gritó '¡ahora!' y aparecieron dos tipos, uno con una pistola que
nos apuntó frente al parabrisas", relató.
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Nos amenazaron y nos dijeron que entregáramos todo", comentó sobre lo ocurrido antes de que uno de los ladrones disparara un par de veces cuando su amiga piso a fondo el acelerador para poder escapar.
El insólito ataque
Fue en ese acto que, para tratar de frustrar la huida,
le lanzaron un fierro de un metro y medio de largo. Ella no se percató inmediatamente por el dolor, sino que más bien cuando miró hacia el lado y
vio el metal incrustado en su cabeza.
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Me toqué la cabeza y tenía sangre. Ahí me di cuenta de que tenía la barra enterrada", comentó.
La mujer tuvo que ser trasladada hasta el hospital de Victoria, lugar en que le retiraron el fierro sin la necesidad de una cirugía. "
Yo estaba despierta y el doctor me sacó el resto del fierro con la mano", cerró.