Algunos de los enemigos del presidente de Rusia, Vladímir Putin, han perdido la vida bajo extrañas circunstancias. Envenenados o recibiendo disparos, varios opositores han muerto. Uno de ellos es el caso de Aleksei Navalni, quien fue envenenado después de denunciar desde el 2011 que hay corrupción al interior del Kremlin, pero que sobrevivió. Aleksandr Litvinenko, un oficial fugitivo de la KGB, fue otro de los que resultó envenenado, pero no corrió la misma suerte que Navalni y falleció. Mientras, el conocido opositor a Putin, Boris Nemtsov, fue asesinado en el centro de Moscú tras recibir cuatro disparos por la espalda.