Unos 35,8 millones de argentinos están convocados para votar este domingo en una reñida segunda vuelta presidencial, pero nadie puede, hasta el momento, pronosticar que ocurrirá en uno de los días históricos para el país trasandino.
CHV Noticias | EFE. "Cambio" es una de las palabras más repetidas en la campaña electoral que concluirá este domingo en
Argentina con la segunda vuelta de los
comicios presidenciales; nadie quiere que el país siga en una inercia que le lleva directo a la hiperinflación ni que sus políticos sigan insultándose.
Sin duda, la oposición, en cualquiera de las formaciones que pugnaron antes de la instancia definitiva del 19 de noviembre, fue la que más defendió la necesidad de acabar con el Gobierno de Alberto Fernández (peronismo), que
acumula un 142,7 % de inflación interanual, un
40,1% de pobreza y una brecha cambiaria superior al 200%.
El discurso más extremo, el del líder de La Libertad Avanza (ultraderecha),
Javier Milei, es el que alcanzó el balotaje: "Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre".
Asimismo, peleará por la Presidencia el candidato de Unión por la Patria (peronismo),
Sergio Massa, integrante del actual Ejecutivo y responsable de la cartera más comprometida: la de Economía.
Él también abogó por un "cambio" y defendió la necesidad de crear un "Gobierno de unidad nacional" y buscar "consensos": "El 10 de diciembre se muere la grieta".
Panorama incierto
Las encuestas arrojan un empate técnico, ya que algunas dan como favorito al oficialista y otras al opositor; en ambos casos, con poca ventaja.
No es menos cierto que pocos se fían de los sondeos, después de que, en las primarias de agosto, nadie predijo el triunfo de Milei y de que, en las generales de octubre,
nadie dio a Massa como ganador y sí anunciaron la victoria de Milei, algunos incluso en la primera vuelta.
La decisión por un candidato responsable de la actual cartera económica -y sus cifras- o por otro que amenaza con planes que, según la mayoría de expertos, son "irrealizables" y pasea una motosierra como metáfora de lo que haría con el gasto público
llevará a muchos ciudadanos a votar en blanco.
Las proyecciones marcan que
aumentará respecto al 2 % de las generales celebradas el 22 de octubre, en las que, además, hubo un 22,3 % de abstención.
Por eso, uno de los trabajos de los candidatos en la campaña ha sido intentar
convencer a quienes no fueron a sufragar y a quienes sí lo hicieron, pero a favor de las otras candidaturas: entre la centroderechista Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), el peronista disidente Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y la líder del Frente de Izquierda Myriam Bregman sumaron 8,8 millones de votos.
Hasta el momento,
nadie puede pronosticar qué ocurrirá el domingo, pero lo que sí se espera es un "cambio".