El líder norcoreano sostuvo que "la propagación de la epidemia maligna es (la mayor) agitación que ha caído sobre nuestro país desde su fundación".
Tres días después de anunciar su primer brote de coronavirus, el hermético país, que permanece prácticamente aislado del exterior desde que efectuó un férreo cierre fronterizo en 2020, señaló que el número acumulado de infecciones y fallecimientos vinculados a esta fiebre ascienden a 820.620 y 42 desde el pasado mes de abril.
"Es un desastre", así calificó Kim Jong-un el brote de COVID-19 por el que atraviesa Corea del Norte y apuntó, según la la agencia de noticias KCNA, que:"la propagación de la epidemia maligna es (la mayor) agitación que ha caído sobre nuestro país desde su fundación".
Entre los enfermos, 496.030 se han recuperado y 324.550 siguen en tratamiento, según el informe publicado este domingo por la agencia estatal de noticias KCNA, que indicó que "se han adoptado medidas de emergencia estatales rápidas para garantizar las posibilidades de victoria de la campaña de prevención y frenar rápidamente la propagación".
Entre las medidas de emergencia, el régimen norcoreano habría optado por confinar ciudades, así como a su población y negocios.
"De acuerdo con las medidas de emergencia adoptadas por el Partido y el Gobierno, todas las provincias, ciudades y distritos del país han sido totalmente confinados y las unidades de trabajo, producción y residenciales aisladas entre sí desde la mañana del 12 de mayo", mientras se lleva a cabo un "examen estricto e intensivo de todas las personas", detalló la citada agencia.
Los medios norcoreanos hablan en sus informes de "personas con fiebre", en lugar de pacientes con Covid o casos confirmados, en lo que se atribuye a la falta de medios del país para detectar la infección a gran escala, como test y otros equipos, aunque Pionyang sí ha confirmado la circulación del patógeno en varias alusiones.
Hoy mismo, el informe en inglés de KCNA se refirió expresamente al "descuido a la hora de tomar medicamentos debido a la falta de conocimiento y comprensión de la sigilosa variante ómicron de la enfermedad infecciosa vírica y su correcto tratamiento" como principal causante de "una gran porción de las muertes".
Las autoridades sanitarias han establecido equipos de emergencia e investigación para rastrear las vías de infección y el origen del brote, y se están enviando suministros médicos "con urgencia" a hospitales, clínicas y otros centros similares.
Pionyang confirmó el pasado jueves sus primeros casos de COVID-19 desde la detección de la enfermedad hace más de dos años
Las autoridades del país detectaron el patógeno tras someter a test a un grupo de gente en Pionyang en la que se identificó la subvariante ómicron BA.2, que se ha extendido rápidamente por todo el mundo en los últimos seis meses y ha llevado al país asiático a declarar la "emergencia máxima" sanitaria.
La situación preocupa por lo contagioso que ha demostrado ser la variante detectada y por el hecho de que el país, que tiene escasa capacidad de testeo, ha rechazado la donación de casi cinco millones de dosis de vacunas a través del mecanismo COVAX, no ha puesto un solo pinchazo y no tiene aún un plan nacional de inoculación.