16/12/2020
20:14
Anna Leikovic, famosa instagramer europea de 21 años, fue detenida como autora del brutal homicidio de su progenitora con un cuchillo cocinero. Tras el crimen, incluso se habría dado el tiempo de ducharse para recibir a su novio y unos amigos, como si nada hubiera pasado.
Anna Leikovic es una influencer de Instagram con más de 13 mil seguidores. La joven de 21 años suele publicar fotos casuales y destacando su físico. Sin embargo, probablemente ninguno de sus contactos jamás imaginó que sería acusada de asesinar a su madre y de una manera tan macabra.
Al menos esa es la acusación que enfrenta la mujer oriunda de la ciudad de Comrat, Moldavia, lugar donde fue recientemente detenida e imputada por el parricidio de su progenitora, nada menos que con un cuchillo de cocina.
De acuerdo a información del medio británico The Sun, la joven, una estudiante de medicina, habría utilizado este utensilio para dañar mortalmente a su madre y, no conforme con eso, habría cercenado múltiples trozos de los intestinos, pulmones y hasta el corazón, mientras su víctima aún permanecía con vida.
Además, se mencionó que la acusada se encontraba bajo efecto de las drogas, algo que también será materia de la investigación y habría sido lo que propició la discusión previa.
Lee también: Ex chica reality Fernanda Figueroa: “Ser influencer es una pega súper difícil”Reafirmando esta versión, un tío de la joven reveló que la madre de Leikovic llevaba varios años trabajando en Alemania para ayudar a su hija y sacarla de la adicción, un vicio que la habría mantenido por más de un año dependiente de las drogas, asistiendo a psicólogos incluso.
Pero el caso no termina ahí, ya que probablemente lo más inquietante de todo habría ocurrido después de cometer el acto criminal, puesto que la mujer se duchó y se limpió la sangre para luego recibir a su novio y uno amigos con quienes compartió ese día, como si nada hubiese sucedido.
Leikovic deberá permanecer por 30 días en prisión preventiva y arriesga penas que van entre los 15 y 20 años de cárcel como mínimo, hasta la cadena perpetua. El caso remeció al pequeño país de Moldavia y al continente europeo, tanto por la crueldad como por la posterior frialdad de una joven que habría acabado con la vida de la persona que más preocupación tenía por ella.
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