Una vez que empezó el tratamiento, Gilmour empezó a sentir un intenso e incesante malestar en su pecho. Fueron semanas en las que dicha incomodidad no sólo se mantuvo, sino que aumentó drásticamente.
Una mujer en Nueva Zelanda tuvo una intensa reacción alérgica tras ingerir un medicamento que le produjo severos efectos secundarios, con daños visibles en su cuerpo.
Se trató de un fármaco que es utilizado para tratar la epilepsia y también la depresión. "Lamotrigina" es el nombre del remedio que trajo terribles consecuencias a Charlotte Gilmour, una joven de 23 años.
Una vez que empezó el tratamiento, Gilmour comenzó a sentir un intenso e incesante malestar en su pecho. Fueron semanas en las que dicha incomodidad no sólo se mantuvo, sino que aumentó drásticamente.
Un día, la reacción alérgica se presentó como un fuerte sarpullido que la hizo terminar en urgencias. "Me miré al espejo y rompí a llorar. Creo que inconscientemente sabía que era algo bastante serio", manifestó en Stuff.
En el recinto asistencial le diagnosticaron el Síndrome de Stevens-Johnson (SJS), que es provocado por el fármaco. Ahí, debió ser internada para estabilizar su complicación de salud.
"La parte más aterradora es que me quemó de adentro hacia afuera, así que todas las quemaduras en el exterior se debieron a que mi interior estaba tan quemado que comenzó a manifestarse en el exterior de mi piel", aseguró.
"Era como si me hubieran cocinado el brazo. También podía sentir el hueso de la parte superior de mi boca porque mis encías habían muerto", sumó.
Tras un mes de hospitalización, fue dada de alta, aunque con algunas incómodas secuelas: "Todavía me salen ampollas en los ojos y el sarpullido aparece, siempre en el mismo lugar donde ocurrió la peor quemadura", cerró.