La máxima autoridad de la Iglesia Católica nombró este sábado a 13 nuevos purpurados, de los cuales nueve podrán participar en un futuro cónclave, al ser menores de 80 años.
Entre los nuevos cardenales se encuentran el arzobispo de Santiago, el español Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristobal de las Casas (México), el mexicano Felipe Arizmedi Esquivel.
Celestino Aós fue nombrado arzobispo de Santiago el 27 de diciembre de 2019. Desde marzo de ese mismo año ejercía como administrador apostólico de la Arquidiócesis de Santiago tras la renuncia de Ricardo Ezzati, quien es investigado por presunto encubrimiento de abusos sexuales.
Lee también: Perú: Destituido ex presidente Vizcarra buscará postularse al CongresoEntre los nueve que serán creados cardenales y menores de 80 años destacan los dos nuevos miembros de la Curia el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el arzobispo italiano Marcello Semeraro y el nuevo secretario general del Sínodo de los obispos, el maltés Mario Grech.
Entre los mayores de 80 años, se encuentran el ex nuncio y observador del Vaticano en la Naciones Unidas, Silvano Tomasi; el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa y el ex director de Caritas de Roma y párroco del santuario del Divino Amore, de Roma, Enrico Feroci.
Mientras que el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, originario del South Side de Chicago, se convirtió hoy en el primer purpurado afroamericano de la historia de la Iglesia.
Lee también: El pueblo se llama Fucking y cambiará su nombre porque son muchas las bromas de los turistasFrancisco invitó en su homilía a los nuevos purpurados "a estar siempre vigilantes para permanecer" en el camino de Dios porque, añadió, "con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino".
También lamentó a quien, "a veces, sin darse cuenta, usa al Señor para promoverse a sí mismo".
"Pensemos a tantas clases de corrupción en la vida sacerdotal", observó en un momento en el que un escándalo financiero salpicó al cardenal Angelo Becciu, lo que provocó que Francisco lo destituyese de su cargo y lo privase de sus derechos cardenalicios.
Durante la ceremonia, los purpurados se acercaron al papa uno a uno, algunos con mascarilla y otros no, y se arrodillaron ante él para recibir el anillo cardenalicio, "símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia"; la birreta cardenalicia, "roja en memoria de la sangre de los mártires que dieron su vida por defender su fe" y se les asignó una diaconía, una parroquia de la capital.
Lee también: Mujer se cansó de esperar en la fila y se desquitó quebrando 500 botellas de alcoholDebido a la pandemia, sólo pocos familiares y amigos pudieron participar en la ceremonia y tampoco se permitió el tradicional abrazo entre los cardenales al final de la celebración.