Uno de los alumnos de este querido docente se percató que estaba cotizando vehículos baratos en Internet, ya que el trayecto de ida y vuelta le tomaba más de cuatro horas todos los días.
"Se saltaría la hora de almuerzo para ayudar a un estudiante y se quedaría incluso después de la escuela". Por esa y muchas otras cualidades, los alumnos de la escuela secundaria YULA Boys de Los Ángeles, Estados Unidos, tuvieron un lindo y sorpresivo gesto con su profesor de matemáticas, emocionándolo hasta las lágrimas.
El protagonista de esta historia es Julio Castro, de 31 años y nacionalidad peruana, quien todos los días, ida y vuelta, debía viajar varias horas para llegar a hacer sus clases.
Para este propósito, Castro debía levantarse a las 4:30 de la madrugada, luego tomar un scooter hasta una estación de metro y, finalmente, abordar un bus por los próximo 90 minutos. Lo mismo de regreso, llegando a casa después de las 9 de la noche, cuando ya sus tres hijos estaban dormidos.
Por lo mismo, este querido profesor conmocionó a sus alumnos, no solo porque debido a su horario veía perjudicada su vida familiar, sino que también por su constante trabajo y compromiso con ellos.
Fue el pasado viernes cuando el docente debía acudir, supuestamente, a una asamblea de profesores en la escuela. Pero al llegar, se percató de que era una celebración en su honor.
Joshua Gerendash, uno de los alumnos, destacó algunas de las cualidades de su profesor, asegurando que lo vio cotizando vehículos en línea con la esperanza de encontrar algo económico.
"Él se saltaría la hora de almuerzo para ayudar a un estudiante y se quedaría después de la escuela. También ayuda a los estudiantes que no están en sus clases. Está muy, muy, muy dedicado a nuestro futuro", declaró.
De acuerdo con Los Angeles Times, un grupo de estudiantes utilizó las redes sociales para dar a conocer esta colecta de dinero, que logró reunir más de 30 mil dólares. Algo así como $26.500.000.
Este fondo lo utilizaron para comprarle un Mazda 3 a su querido profesor de matemáticas. Pero no solo eso, ya que además el dinero les alcanzó para contratar un seguro por un año y combustible.
Emocionado con este inesperado gesto, Castro recordó una enseñanza que le dio a sus alumnos: "Siempre les dije, cuando la vida no sale como queremos ¿Qué hacemos? No vamos a llorar, no hay que quejarse. Simplemente, agradecer lo que se tiene y seguir adelante. Y un día sucederán cosas buenas".
Sin embargo, aclaró que una persona no debe actuar con la idea de obtener una recompensa a cambio. "No lo hagas porque estás esperando un premio. Hazlo porque viene de tu corazón", dijo.