¿Comes para aliviar el estrés? Eso se llama alimentación emocional y así puedes identificarlo

Médicos aseguran que es frecuente encontrarse con pacientes que reconocen comer constantemente pese a que no sienten hambre y que lo atribuyen erróneamente a la  ansiedad. Sin embargo, los expertos tienen otra diagnóstico para ello: "alimentación emocional”.

Si bien las causas que llevan a comer sin hambre pueden ser múltiples, la doctora Verónica Marín, nutrióloga de Clínica Bupa Reñaca, primero aclara que una de las actitudes más frecuentes tiene relación con el ambiente y circunstancias, por ejemplo, el aburrimiento u otro tipo de actividades que asociamos a comer, como ver una película o estudiar. Además, estas actividades se relacionan a alimentos por lo general muy apetecibles, con una presentación y un olor irresistible. Y esto no tiene ninguna relación con emociones negativas.

Sin embargo, es una situación muy diferente si el consumo de alimentos se realiza sin hambre y con estrés, ya que ahí sí podemos hablar de una "alimentación emocional". ¿Cuál es la diferencia? En estas situaciones, las personas ingieren alimentos buscando un alivio psicológico, como una respuesta a estados emocionales negativos como preocupación, inseguridad, miedo o tensión.

Estrés y alimentación a causa de la pandemia

En tiempos de pandemia y medidas restrictivas, como las cuarentenas, las que llegaron hace más de un año a Chile y con lo que hemos debido de golpe aprender a convivir, se ha generado una gran carga de estrés. Es por esto que comer para aliviar, disminuir y manejar estados emocionales negativos ha sido frecuente para adultos y niños. Sin embargo, no es la única variable: También se relaciona con un ambiente de mayor disponibilidad de comida y en el que cocinamos alimentos que antes sólo comíamos en forma ocasional.

Al respecto, la doctora de Clínica Bupa Reñaca detalló que “si bien se han señalado algunas conductas útiles para manejar las experiencias negativas, como son mantenerse conectado con buenas relaciones interpersonales, vivir más el aquí y el ahora, o preocuparse de tener experiencias positivas en el momento actual, más que sufrir por lo que pasó o va a suceder, otros enfoques basados en la experiencia clínica nos animan a incluir mayor disponibilidad de alimentos sanos y beneficiosos, menos tiempos de pantallas, más comidas caseras, y conversaciones sobre el peso, la figura y la dieta que puedan promover una imagen corporal saludable”.

Eso sí, la experta destaca que la atención debe centrarse en un estilo de vida saludable más que en el peso. De acuerdo a estudios, la prevención y el tratamiento de la obesidad administrada profesionalmente se asocia con una reducción de la prevalencia, el riesgo y los síntomas de trastornos alimentarios.

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