Según lo establecido en el Informe Rettig, en el lugar se realizaban diferentes tipos de torturas, como la aplicación de electricidad, colgamientos y simulacros de fusilamientos. "El sitio guarda la memoria de las víctimas de las violaciones a los DD.HH", señaló la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Paulina Soto.
Por unanimidad el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), en su sesión plenaria del miércoles 11 de mayo, aprobó la solicitud de declaratoria como Monumento Nacional, en su categoría de Monumento Histórico, el Sitio de Memoria, Ex Centro Clandestino de Detención y Tortura Nido 18, ubicado en la comuna de La Florida,
Dicho recinto fue utilizado por el Comando Conjunto, agrupación de inteligencia y represión política paraestatal que operó entre 1975 y 1976, conformado por agentes pertenecientes a la Dirección de Inteligencia de la Fuerza Aérea (DIFA), la Dirección de Inteligencia de Carabineros (DICAR), el Servicio de Inteligencia Naval (SIN), efectivos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), miembros de la Policía de Investigaciones de Chile y civiles provenientes de grupos nacionalistas de extrema derecha (Patria y Libertad).
La solicitud fue formulada por María Inés Salgado, presidenta de la Corporación Iguales, entidad que actualmente tiene en comodato el inmueble -de propiedad fiscal- y que se dedica a programas destinados a niños, niñas y adolescentes (NNA), que viven vulneraciones a sus derechos. La petición recibió el apoyo de la Subsecretaría de Derechos Humanos, y de distintos representantes de la sociedad civil organizada.
La vivienda, ubicada en Avenida Perú 9053, en el paradero 18 de La Florida -de ahí su nombre-, pertenecía al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) y era usada como casa de seguridad para uno de sus militantes.
El inmueble, fue allanado en 1974 y ocupado por el Estado, especialmente por el Comando Conjunto, desde abril a noviembre de 1975. Según las cifras entregadas por el CMN se estima que fueron 35 hombres y mujeres que pasaron por este recinto.
"Este recinto es parte de la historia reciente del país y de la represión como política de Estado y guarda la memoria de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos. Es importante reconocer estos sitios de memoria, de modo que permitan la resignificación de estos sucesos dolorosos y la proyección desde el Estado de una cultura de paz que otorgue las garantías de no repetición", señaló la subsecretaria del Patrimonio Cultural y presidenta del CMN, Paulina Soto Labbé.
Conforme a la información entregada por el organismo, en Nido 18, los agentes se dedicaban exclusivamente a la tortura, según relató judicialmente y ante la prensa el ex cabo de la FACH y agente CNI, Andrés Valenzuela, alias Papudo: "El grupo operativo destinó Nido 18 como lugar de interrogatorios. Entre las torturas se utilizaba la aplicación de electricidad, golpes variados en distintas partes del cuerpo, colgamientos y privación de alimentos", complementa Soto.
Es relevante recordar que el Informe Rettig indica que los relatos de los detenidos en Nido 18 dieron cuenta de que permanecieron siempre vendados, privados de alimentos y agua, incomunicados, impedidos de conciliar el sueño y sometidos a constantes interrogatorios.
En esa misma línea, se explica que recibieron golpizas con puños, pies y palos, aplicación de electricidad, colgamientos, torturas físicas, obligación de permanecer en posiciones forzadas, amenazas. Asimismo, los obligaban a escuchar y presenciar cómo torturaban a otros detenidos, así como también y simulacros de fusilamiento.
Según los antecedentes entregados, la casa original ya no existe, pero a través de un croquis entregado por el agente Andrés Valenzuela y relatos de sobrevivientes que se puede establecer su funcionamiento como centro de tortura: un sitio de 1.000 metros, con la entrada por el costado oriente y un portón de madera que tenía en toda la extensión una reja de fierro, tapada con coirón para impedir la vista hacia adentro.
"Había un taller mecánico con puertas de madera plegables de cuatro hojas y dentro un pozo mecánico (hoy tapado) con una escalera para bajar a su interior. Detrás, dos pequeñas piezas –originalmente dormitorios-, que eran utilizados para colgar a los detenidos", recuerdan.
Entre los valores reconocidos por los consejeros del CMN, Nido 18 se constituye como testimonio histórico material del funcionamiento durante 1975 del Comando Conjunto, así como de la resistencia política llevada adelante contra la dictadura cívico militar.
"Es uno de los primeros centros clandestinos de detención y tortura conocido en noviembre de 1984, debido al testimonio de Andrés Valenzuela. En represalia por este hecho, y como amedrentamiento a la población, la dictadura ordenó la detención, tortura y ejecución de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, el 29 de marzo de 1985, conocido como el Caso Degollados", complementan desde el Consejo de Monumentos.
El testimonio de Papudo, y su posterior colaboración con el Poder Judicial ha posibilitado la identificación de los integrantes del Comando Conjunto y el juzgamiento de los agentes responsables de la ejecución y/o desaparición de 28 personas, según consigna el Informe Rettig.
"Su preservación en el tiempo es una contribución a la educación y promoción de los derechos humanos del conjunto de la sociedad, como una expresión de la obligación estatal de garantizar la verdad de los hechos, reparar simbólicamente a las víctimas, sus familiares, a la sociedad en su conjunto y generar garantías efectivas de no repetición en el ámbito de la cultura y el patrimonio", es parte de los valores identificados para su declaratoria.
Los consejeros acordaron solicitar a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, la dictación del decreto respectivo con el plano de límites asociado.