¿Y cuáles fueron sus conclusiones? Tras comentar su experimento, se dio cuenta que "los tipos de besadores eran ciertamente universales" y que siempre hay patrones que ella dividió en estas categorías.
"Empezó como un juego. Como estaba aburrida de que en mi vida amorosa no pasara nada, me propuse algo distinto, un poco adolescente, lo sé".
Así parte contando una mujer el experimento que realizó durante un año, en el que "anotaría sus datos y detalles y finalmente elegiría en secreto quién me había besado mejor y qué lo había hecho tan especial", dice el artículo de El Tiempo.
Lee también: Tinder advertirá a usuarios LGBTQ que estén en un país que castigue las relaciones entre personas del mismo sexo"Cuando cumplí mi objetivo, me di cuenta de que aún me quedaban meses por delante y algunas cosas por chequear, así que seguí de largo. En el camino a los 80 besos, número en el que finalmente me planté, había arribado a algunas conclusiones", finaliza el relato.
¿Y cuáles fueron sus conclusiones? Tras comentar su experimento, se dio cuenta que "los tipos de besadores eran ciertamente universales" y que siempre hay patrones que ella dividió en 9 categorías.
- El precipitado: "Algunos besadores tienen sus brazos misteriosamente conectados a sus labios y ya en su primer beso tiran no solo su boca sobre la tuya, sino también sus manos a tus pechos, tu cola, tu entrepierna. Actúan como si una misteriosa bomba de tiempo estuviera por detonar entre sus pantalones. Personalmente comprobé que demasiados estímulos a la vez terminan por anularse entre todos".
- El acaparador: "Hay hombres que se apropian de la situación. La situación, en este caso, es tu boca. Son esos hombres que te meten la lengua hasta el fondo, la mueven por todos lados, la empujan, la pasean y no relajan jamás. Sin darse cuenta, anulan cualquier maniobra bucal que quieras emprender. Con ellos nunca puedes besar, solo puedes ser besada". - El que te hace "valet parking" de lengua: "Bastante difícil es saber qué hacer con la lengua propia durante un beso ¡como para saber qué hacer con una ajena! ¿Qué les pasa a esos hombres que sacan su lengua, la estacionan sobre la tuya y creen que eso es besarte? He comprobado que esta actitud de “con mi sola presencia basta” ¡encierra toda una cosmovisión!".
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- El hipereducado: "Este es un problema de la nueva generación. En la era del #MeeToo, algunos hombres jóvenes, sumamente gentiles y educados, se han tomado la cuestión del consentimiento demasiado literalmente. Un tal Matías me preguntó: “¿puedo besarte?” y “¿me dejas darte un beso?”, una y otra vez antes de cada aproximación. Al final le dije que no". - El que te moja: "No había nada de malo en la baba de Manuel. Su aliento era fresco y su baba liviana (no de esas pegajosas, que también encontré). El problema es que ¡era demasiada! Como él, algunos hombres abren demasiado la boca, calculan mal la superficie. Son los que, en vez de besarte los labios, te besan el mentón, los cachetes ¡la nariz! Después de cada beso, no te queda otra que arrastrar tu manga sobre tu cara ¡para secarla!".