Autos en medio del agua, parlantes de hasta 5 metros de altura y personas consumiendo alcohol son parte de la tónica que enfrenta el río Colina este verano producto de las masivas fiestas clandestinas que se organizan en la zona. Organizaciones y vecinos han manifestado su preocupación por el daño medioambiental y la contaminación que producen estas aglomeraciones en el único balneario de la ciudad.