En un trabajo en conjunto entre el Servicio Nacional de Aduanas y el Ejército, se logró decomisar 136 rifles, de tres modelos de calibre 5.5 de aire comprimido, en la zona fronteriza de Colchane. Las armas estaban siendo transportadas por dos camiones que, también, llevaban varios fardos con ropa usada. Ingresaron desde Bolivia, pero el armamento fue puesto a disposición del Ministerio Público, desde donde dijeron que, pese a estar habilitadas sólo para el disparo de postones, podrían ser reconocidas como armas de fuego convencionales producto de su apariencia.