"Yo misma consideraba que era ilegítimo estar allí por más tiempo de lo estrictamente necesario", reflexionó Irina Karamanos en torno a su cargo como Primera Dama, que cumplió hasta diciembre del 2022.
Irina Karamanos se sinceró en conversación con la Revista Vein sobre su extinto rol de Primera Dama, el cual ejerció brevemente durante el mandato del actual
presidente Gabriel Boric.
La socióloga entregó detalles sobre el rol que cumplió hasta diciembre del 2022 y al cual renunció tras haber dejado, según declaró, muchas cosas de lado,
como su carrera profesional y amigos.
"Lo único que traté de no dejar de lado era
mi personalidad, mi criterio y mi relación afectiva con el Presidente, porque a muchas personas de mi entorno las dejé de ver por un año", expresó.
En esa línea, Karamanos se refirió a su aparición como
pareja del mandatario: "Mi primera aparición pública es como la pareja de un Presidente,
que eso sea la definición de quién eres socialmente, es tremendamente interesante, desafiante y difícil también".
Irina Karamanos y su relación con el poder
En relación a su vinculación con el poder, la antropóloga aseguró que era algo que "le incomodaba" y
que tomó la decisión de no utilizar.
"Me lo tomé con mucha responsabilidad, entonces
yo estaba muy atenta, tensa e incómoda con tener poder. (...) Yo misma consideraba que
era ilegítimo estar allí por más tiempo de lo estrictamente necesario".
"Me iba dando cuenta de lo mucho que se puede hacer con esa posición jerárquica y a la vez decidía no usarla;
solamente usé el poder para ir desarmándolo", agregó.
Irina y los lujos de La Moneda: "Mi oficina era de un lujo que me sorprendía"
A su vez, Irina ahondó en los recuerdos que le dejó su paso por La Moneda,
develando los lujos y diferencias que existirían al interior del palacio gubernamental.
"Mira, la primera es
la diferencia entre oficinas en el Palacio de La Moneda. Creo que la jerarquía simbólica de los espacios del Palacio es muy fuerte", aseguró.
"Vivimos en un país muy desigual, socioeconómicamente hablando (...) Y el Palacio replica eso de una manera muy tajante.
Mi oficina era de un lujo que me sorprendía todos los días, los otros equipos le decían Versalles", complementó.
En esa línea, la ex Primera Dama reveló que las desigualdades también
se encontrarían marcadas con el personal que trabaja al interior de las sede de Gobierno.
"Tres pisos más abajo, exactamente debajo de mi oficina,
está la lavandería del Palacio,
que no tiene ventanas, donde trabajan mujeres hace décadas, de quienes se conoce poco, y ahí es donde terminan las camisas manchadas con café y vuelven a aparecer arriba en los salones cuando están nuevamente perfectas", detalló Karamanos.
"Las habitaciones de las guardias de Palacio, por ejemplo,
no solo no tienen sillones cómodos, sino que están rotos. Y así", cerró en la conversación.