La investigación reveló que el victimario planificó un mecanismo de "programación" para abusar sexualmente de ella y violarla.
Un total de 14 personas fueron condenadas por el Tribunal Oral en Lo Penal de Chillán por su participación en una red de delitos sexuales y pornografía infantil cuyo líder era una teólogo que abusó de su hijastra por más de 10 años.
De acuerdo a BBCL Investiga, el principal condenado fue imputado por 14 hechos que cometió contra la afectada desde que tenía ocho años de edad.
Sin embargo, el juicio también incluyó condenas a 9 hombres en procedimientos abreviados por estupro, abuso sexual y/o producción de material pornográfico infantil, y a la propia madre de la víctima en calidad de cómplice.
La entonces menor de edad conoció al principal imputado cuando tenía entre siete y ocho años, cuando este le hacía clases particulares en la casa junto a sus padres, quienes desconocían los abusos. "Él me mostraba material pornográfico. Me tocoaba (...) cosas así", reveló en su testimonio.
Sin embargo, cuando sus progenitores se separaron, su madre comenzó una relación con el imputado, lo que hacía que cada vez compartieran más espacios juntos, momento en el que también comenzó una manipulación psicológica y emocional.
En ese entonces, y tras comenzar la relación con su madre, el hombre se acercaba cada vez más a la víctima y siempre estaba presente cuando se sentía agobiada, situación que resolvía dándole consejos y "charlas motivacionales", misma elocuencia que utlizó para convencerla de realizar "masajes".
Más adelante, la investigación reveló que el victimario planificó un mecanismo de "programación" para hacerle creer que esas parafilias eran normales para abusar sexualmente de ella y violarla.
Con el pasar de los años, el líder de la agrupación comenzó a contactar a otros hombres -13 en total- para llevar a cabo las vejaciones contra la menor.
Inicialmente, estos incluían parte de su círculo cercano y gente que se relacionaba cotidianamente con el victimario, pero luego terminó creando una red de personas a las que contactaba por Facebook.
El caso estalló luego que el hombre contratara a un informático para instalar un programa en su computador, quien al darse cuenta del material almacenado en el disco duro hizo la denuncia a la policía, lo que terminó en la incautación de los equipos y en las detenciones múltiples.