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El diseñador francoespañol fue calificado como "una de las figuras más trascendentes del siglo XX". Sus diseños con estilismos metálicos lo llevaron a ser reconocido mundialmente desde los años 60. "Su huella se mantendrá", afirmaron desde la marca.
Paco Rabanne falleció en la casa al borde del mar que poseía en el Finisterre francés, donde se refugió junto a su familia en febrero de 1939, desde cuando nutrió un gran amor por la región. Entre los recuerdos que siempre guardaba de la región figura que se refugió en un barrio de Brest de la persecución de la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial y donde vivió durante varios años tras el conflicto. Hijo de un republicano fusilado por el franquismo, Rabanne se formó con Balenciaga, otro modisto vasco asentado en París. "No todo el mundo puede ser una estrella. Hay que ser muy listo (...) Lo esencial es que hablen de ti, diferenciarse de los otros. No copiar nunca", aseguraba. Rabanne ganó fama mundial en los años 60 con estilismos metálicos (aluminio sobre todo) o de plástico, dentro de una concepción totalmente vanguardista de la moda que se sumaba así a los avances tecnológicos o a la era espacial. De esa época destacan el vestido de placas de metal que la cantante francesa Françoise Hardy hizo famoso en 1968, los exuberantes trajes que la actriz Jane Fonda lució en la película de ciencia ficción "Barbarella" (1967) o varias colecciones "todo de plástico" de 1967 y 1968.Ver esta publicación en Instagram
A finales de los años 60 fue cuando comenzó la colaboración entre el diseñador y la compañía de moda y belleza Puig, que finalmente adquirió la firma en 1986. "Paco Rabanne hizo magnética la transgresión", afirmó en una nota José Manuel Albesa, presidente de la división Beauty and Fashion de Puig. También se preguntó "¿quién más podría inducir a las elegantes mujeres parisinas al clamor por vestidos hechos de plástico y metal? ¿Quién sino Paco Rabanne podría imaginar una fragancia llamada Calandre (cuyo significado es ‘parrilla de automóvil’) y convertirla en un icono de la feminidad moderna?". "Ese espíritu radical y rebelde lo distingue: solo hay un Rabanne", subrayó. A finales del siglo pasado, poco antes de abandonar su labor de modisto, creó gran polémica al augurar que la estación rusa Mir caería sobre París, siguiendo una interpretación personal de las profecías de Nostradamus. Excéntrico hasta el final, en los últimos años se alejó de los medios de comunicación y se centró en una vida sencilla en Bretaña.Ver esta publicación en Instagram