Desde 2012 rige en Chile la ley que regula la inscripción automática y el voto voluntario. La normativa debutó ese mismo año con las elecciones municipales, instancia que estuvo marcada por un 42,95% de participación, según información del Servicio Electoral (Servel). En las presidenciales de 2013, el 58,12% no sufragó en la segunda vuelta.
Los índices de participación de los últimos años son bastante lejanos de lo que ocurrió, por ejemplo, en el plebiscito de 1988, cuando el voto era obligatorio y el 97,53% de los ciudadanos habilitados para votar lo hizo.
“Yo me equivoqué, porque pensé que la gente tenía un espíritu cívico más grande que el que han demostrado tener, pero quedó en evidencia que muchos votaban sólo porque era obligatorio y tenía ciertas sanciones no hacerlo”, dijo la ex presidenta Michelle Bachelet tras la baja participación en las elecciones de 2017 (cerca de 49% en la segunda vuelta).
A pocas semanas del plebiscito que definirá si se escribirá o no una nueva Constitución, la encuesta Pulso Ciudadano de Activa Research correspondiente a la segunda quincena de septiembre, estima que un 53,1% de la población (votante probable) de Chile acudirá a votar al plebiscito, es decir, aproximadamente 7.856.780 votantes. El sondeo arroja que un 83% votaría Apruebo y un 13,4% votaría Rechazo. Un 66,8% marcaría Convención Constitucional y un 28,1% Convención Mixta.
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Pese a que el plebiscito ha sido calificado como "histórico" y todos parecen tener una postura clara en torno a si quieren o no una nueva Carta Magna, lo cierto es que no todos asistirán a las urnas el 25 de octubre. La pandemia del coronavirus obligó a cambiar la fecha original, y aunque el presidente del Consejo Directivo del Servel, Patricio Santamaría, ha dicho que ir a las urnas "no será más peligroso que ir al supermercado", persiste en la población de riesgo un grado de temor ante la posibilidad de contagiarse.
Al COVID-19 se suma el descontento con la institucionalidad política y la desaprobación del “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución” entre los partidos. Algunos reclaman que en el proceso no está reflejada la Asamblea Constituyente, una demanda que se ha levantado con fuerza en la izquierda en los últimos años, mientras que otros vaticinan que serán las mismas caras de siempre las integren el órgano constitucional.
Estos son algunos de esos testimonios:
Juana Munizaga (78), Vallenar
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–No creo que vaya a votar, porque creo que en la comuna donde vivo no están las condiciones para hacerlo. Estamos recién entrando a cuarentena, los casos día a día aumentan y tengo más de 70 años y enfermedades de base. Me he cuidado durante meses y creo que el riesgo de contagiarme y contagiar a mi familia es muy alto, por eso, aunque todavía lo estoy pensando, lo más seguro es que no vaya a votar.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–Me parece que es un proceso tan importante para todos, sobre todo para las futuras generaciones, que deberían darse las condiciones para que todos podamos votar. Y eso hoy no lo veo así. Me da lástima, pero prefiero hoy cuidarme yo y a mi familia.
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Salvador Fernández (30), Temuco
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–La alternativa a la que yo adhiero, que era la Asamblea Constituyente, no está reflejada en la papeleta ni en el proceso. No hay un proceso de participación ciudadana real, sino que va a ser de nuevo la misma institucionalidad a la que estábamos atacando la que va a dar salida al conflicto que explotó el 18 de octubre. Si gana el Apruebo, depende de cómo se configure el proceso de elección de constituyentes, quiénes vayan a ser los candidatos, de más que gente que conozco a lo mejor vaya a participar de eso y ahí sí lo haría, como lo he hecho otras veces: votar por gente que conozco sin necesariamente militar con ellos. No lo descarto.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–Es una alternancia de sentimientos con el tema. Yo igual entiendo la importancia del proceso que se está dando, solamente no lo comparto, no niego lo histórico del momento, pero no estoy de acuerdo con cómo se dio. De repente veo la franja y me da risa, o después me enojo, me llama la atención que RN esté en los dos lados.
Marcela Velásquez (59), Maipú
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–Una, que estoy lejos de la casa. Y dos, no tengo mucha confianza en la votaciones. Pienso que van a ser un fraude no más, no va a ser derecha la votación. Nunca he confiado en las votaciones, en ninguna, menos en los políticos, ni en los alcaldes, ni los presidentes, dicen puras mentiras. Por eso, cuando hay votaciones, yo no voy, porque son puros fraudes. ¿Y la gente que le puede traer problemas el COVID? Eso también es injusto.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–¿Y tú crees que van a cambiar la Constitución? Yo no creo que cambie. Y aunque ganara el Apruebo, no me daría pena no haber votado. Cada vez que yo voto, pierdo, no gana mi voto. Son todos iguales, todos mienten. Todos prometen cosas, que la salud, la educación, la vejez. Si yo votara que sí, voy a perder igual porque no va a cambiar nada. Y si todos votan, todo se va para abajo de nuevo, no funciona, siempre queda lo malo no más.
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Alex Weibel (61), Recoleta
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–No voto porque no participo del juego de los políticos. No entiendo cómo una población, que en un 98% repudia los partidos políticos, pueda estar hoy día con la sola idea de ir a participar en un fraude llamado Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución, y que terminaron de sellar con la ley 21.200 el 23 de diciembre, donde dijeron cómo se va a escribir esa Constitución.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–Hay rostros famosos que nunca han sufrido mucho la pobreza, entonces ellos llaman a votar como si fuera un acto histórico, como si fuera un momento increíble, trascedente, como que fuera a cambiar la historia del país, y eso es imposible. Y todos estos zánganos, estos políticos sinvergüenzas, saben perfectamente bien que es imposible, no va a haber ningún independiente, no va a haber ninguna organización civil, ningún pueblo originario que vaya a estar entre los independientes que se pueda postular al cargo de constitucionalistas, porque van a ser elegidos con el sistema con que se elige a los diputados. Entonces, es una farsa, es una mentira, no hay ningún cambio histórico, no se va a poder tocar los TLC. Este no es ni va a ser el gran cambio cívico, ni el gran momento histórico para nuestro país, porque es un fraude. Con la ley 21.200, con el decreto 135 de las disposiciones especiales, le quitaron la soberanía a los constituyentes y los nombraron constitucionales sin poder tocar ni los tratados, ni los juicios, ni ninguna cosa. Lo que estamos haciendo los chilenos es articularnos en asambleas constituyentes autoconvocadas a lo largo del país y ya hemos tenido convenciones nacionales de las asambleas con una participación increíble de gente. El 25 de octubre no marca nada para nosotros. Si estuviera obligado, dibujaría el Walt Disney más precioso que aprendí a hacer en la educación básica en mi colegio.
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María Elizabeth Villalobos (39), Macul
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–Estoy con problemas de salud en la familia súper delicados. Está mi suegra viviendo con nosotros hace tres meses y mi suegra está con un cáncer gravísimo y no quiero exponerme a nada que pudiera yo contagiarme y llevar el bicho a la casa. Encuentro que ir a votar en esta situación de pandemia es un poquito irresponsable. La mayoría de las cosas nosotros las compramos por Internet y mi única salida es la ida al trabajo. No vamos ni siquiera al parque con los niños, aunque hayan levantado la cuarentena.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–No me gusta quedarme fuera, estoy como obligada. No me gusta la idea de quedarme fuera porque vamos a marcar un precedente. Los resultados que hayan es marcar un precedente, pero estoy en una situación extrema en donde no sé cuáles van a ser las medidas de seguridad en los locales de votación.
Tomás Cariaga (23), San Felipe
–¿Por qué no quieres participar en el plebiscito?
–No quiero votar en este plebiscito porque, de partida, no puedo viajar a la ciudad en la cual estoy inscrito, entonces pienso que viajar allá es un riesgo tanto para mí como para las personas con las cuales vivo, en el sentido que tendría que tomar un bus y transporte público para llegar a la ciudad y corro el riesgo de contagiarme, sobre todo ahora, pensando que el Gobierno hizo todo esto del 18 de septiembre y siento que va a haber un rebrote pronto. No me refiero a que lo hizo de adrede, pero la sociedad chilena desde un principio no ha respetado nada del distanciamiento y las medidas sanitarias. Cuando se dieron estas libertades, y que fue todo muy enredado de parte del Gobierno, la gente salió igual, hizo lo que quiso, y siento que va a haber un rebrote. Lo han dicho los expertos, que en 15 días a partir del 18 se iban a ver los efectos de esas medidas. También siento que esta votación está ganada ya. Después espero poder cambiar el recinto y votar para los constituyentes.
–¿Cómo te sientes al quedarte al margen de un proceso que podría marcar el Chile de las próximas décadas?
–Siento que tampoco es algo que me vaya a afectar más allá porque creo que está todo ganado y tampoco sé si estaba listo para votar algo que tampoco sé mucho más allá. Todo ha sido bastante tergiversado y muy enredado. También uno cree y lamenta que, a pesar que se dice que esto va a ser hecho por personas diferentes, en la Convención Constitucional, por ejemplo, ¿quiénes van a ser los que estén ahí? También hay una incredulidad de las personas, en el sentido de que van a estar los mismos redactando la Constitución, sea mixta o no, porque ellos van a ser los que tengan la plata para después hacer campaña y salir. Creo que es bueno que haya una nueva Constitución, pero soy un poco incrédulo de pensar que no van a ser los mismos. Quiero creer, tener esperanza que las personas después vayan a votar por personas que de verdad son nuevas, y no por los mismos, como Longueira o los de la izquierda también, que son los mismos viejos de siempre.