En declaraciones que fueron transmitidas por la televisión estatal cubana, Castro dijo que tenía fe en una nueva generación de funcionarios que le dieron una ovación de pie.
Golpeando un atril, Castro dijo que seguiría “luchando” para defender la Revolución cubana y que “nada lo obligó” a retirarse. Se espera que el reemplazo de Castro sea elegido durante el Congreso de cuatro días que concluye el lunes.
La partida de Raúl Castro pondrá fin a la era de su famoso clan, quienes han ocupado el liderazgo en la isla. Ninguno de los hijos del hermano mayor de Castro, Fidel, quien murió en 2015, ocupan cargos gubernamentales.
Alejandro, el hijo de Raúl Castro, es coronel del Ministerio del Interior de Cuba, y su hija Mariela dirige un centro gubernamental que promueve los derechos LGBTW. Un yerno, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, dirige una empresa militar en expansión que controla hoteles, marinas y proyectos de infraestructura estatales, pero mantiene un perfil público bajo.
Aunque continúan ejerciendo un poder incuestionable en la isla, una vez que termine el congreso, nadie con el apellido Castro ocupará una posición de liderazgo de alto nivel por primera vez en más de 62 años.
Cuba es uno de los países que menos ha cambiado desde el final de la Guerra Fría, incluso cuando los funcionarios del gobierno reconocen que la isla necesita adaptarse desesperadamente. Encontrar el camino hacia la modernización de la economía cubana recaerá de lleno sobre los hombros de Miguel Díaz-Canel, sucesor de Castro como presidente, quien se espera asuma el papel de jefe del PC.