Por más de una semana todo el país estuvo pendiente de la búsqueda del menor de 3 años, quien finalmente apareció gracias al esfuerzo conjunto de las autoridades, voluntarios, rescatistas y de la comunidad en general.
El 17 de febrero el partido de Colo Colo ante la U. de Concepción en Talca por la permanencia en Primera parecía atraer la atención de casi todo el país. Pero al mismo tiempo, un poco más al sur cerca de Lebu, un niño de 3 años estaba solo frente a un tercero que más tarde apagó para siempre su sonrisa. No se sabe con exactitud cuál fue la dinámica de los hechos porque hay contradicciones en las declaraciones y la investigación del Ministerio Público recién comienza. Lo que sí está claro es que esa noche es cuando la mamá de Tomás Bravo pone una denuncia por presunta desgracia ante Carabineros de Arauco, señalando que desconocen el paradero de su hijo de sólo 3 años. Se difundieron sus fotos, la ropa que llevaba puesta y la familia materna estableció contacto con diversos medios de comunicación. La última persona que había estado con Tomás era el hermano de su abuela materna, Jorge Escobar. Pasaban los días y su desaparición seguía siendo un enigma. Nadie entendía cómo se perdió su rastro y era imposible ser indiferente ante la desaparición de un niño. Se fijaron puntos específicos de búsqueda en un radio delimitado de terreno. Los expertos y algunos lugareños conocedores de la zona nunca dejaron de buscar. Era el país entero el que esperaba respuestas.