Pasaron los 65 años y decidieron volver a estudiar. Uno es conserje y completó su Cuarto Medio con las mejores calificaciones, mientras que el otro decidió nada menos que hacer un magíster. Son historias que demuestran que nunca es tarde para cumplir sueños. Bernardo Carrasco explica que el motivo de retomar las clases es "la necesidad de tener algo personal, de decir que fui capaz de estudiar y que me la pude. Probarme a mí mismo que soy capaz".