"Yo sé que a mi papá lo tuvieron secuestrado, eso lo tengo más que claro", dice el hijo de la víctima sobre el caso que mantiene a Franco Arriaza como único imputado. Según la PDI, el mismo día de su desaparición se registró un tráfico de cinco llamadas entre Rojas y el acusado.
Después de tres días desaparecido, el concejal de Pichidegua Tulio Rojas fue hallado sin vida con un golpe severo en la cabeza, más de una decena de heridas cortopunzantes en la espalda y otras en la parte frontal del torso. "Yo sé que a mi papá lo tuvieron secuestrado, eso lo tengo más que claro", dice Ulises Rojas, hijo de la víctima. Franco Arriaza es el único imputado del homicidio, considerando además que su nombre quedó plasmado en una de las puertas del auto del concejal -ubicado a metros del cuerpo-, y según pericias lo habría escrito la misma víctima mientras agonizaba. El martes 16 de octubre de 2018 fueron encontrados los restos del concejal socialista de 51 años. Su rastro se había perdido el sábado 13 del mismo mes y esa tarde su celular se apagó. El lunes siguiente comenzó la búsqueda tras la denuncia de presunta desgracia, y el martes la familia publicó datos sobre su vestimenta y la placa patente de su auto. Una persona que hoy es testigo protegido de la Fiscalía se comunicó ese mismo día con la familia, pero el hallazgo del cuerpo abre una serie de interrogantes que aún no son resueltas, ya que la PDI logró establecer que entre el imputado y la víctima había tráfico de llamadas. Arriaza tiene una larga historia delictual iniciada cuando era menor de edad, y según fuentes reservadas, él y otros jóvenes vulnerables comenzaron a relacionarse con Rojas. Según el Ministerio Público, el sujeto se llevó todas las pertenencias de valor del concejal, siendo recuperadas en manos de terceros. Pero la policía no descarta que haya otras circunstancias involucradas en el crimen.