La familia de Natalia Porras lleva tres años buscando a la persona que le arrebató al vida a la joven de 24 años que fue atropellada el 24 de agosto del 2017. Semanas y meses en los que no han podido encontrar culpables ni respuestas.
Todo ocurrió de madrugada, tras despedirse de sus amigas con las que fue a ver la obra de teatro El despertar de una mujer y dirigirse a su hogar sobre "la flaca", como llamaba su bicicleta que pintó de color turquesa.
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Natalia, a quien describen como aventurar y una amante del aire libre, a los 16 años fue diagnosticada de un cáncer linfático al que terminó por superar.
Sin embargo, cuando iba por la pista derecha de Avenida Caupolicán, una camioneta de doble cabina que no detuvo su marcha terminó embistiendo por alcance a la universitaria, quien fue arrojada con violencia a 18 metros del lugar donde fue impactada, según queda registrado en las cámaras de seguridad.
La investigación
Mientras Natalia es trasladada a la UCI en el recinto médico donde fue derivada, su madre, Lucinda Moraga, recibía las pruebas del accidente: las ropas de su hija.
"La noche del accidente me entregan los medios de prueba el mismo hospital, me entregan la bicicleta y la mochila con sus cosas y yo pregunté si no era necesario guardarlas como medio de prueba y me dijeron que no", contó la mujer que añadió que "después de dos meses me andaban pidiendo la mochila para periciarla".
De acuerdo a su relato, "el fiscal (a cargo del caso) decidió trabajar con el OS9 de Carabineros y ellos dirigieron la investigación. Buscaban una camioneta Toyota Hilux".
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La policía estuvo un mes buscando un sospechoso equivocado, algo que logró descubrir la propia madre de Natalia "en una investigación privada que efectuó ella junto a la ayuda de algunos familiares", indicó el abogado Alejandro Guzmán, representante de la madre de Natalia.
A través de esta investigación "pudieron determinar que la camioneta que impactó y arrolló a Natalia era una camioneta Mitsubishi, no la Toyota que se hablaba en ese minuto por personal policial", añadió el abogado.
En su huida, la camioneta Mitsubishi fue detectada en varios registros. En su camino dejaba restos de micas del parachoque, pero la investigación se centraba en la búsqueda de una Toyota.
"Poca fuerza investigativa"
Es por esto que la defensa pidió acceso a las cámaras. Sin embargo, les entregaron sólo minutos de las horas de grabaciones. "En ninguna investigación se puede establecer alguna identidad con fragmentos de grabaciones de tan sólo un minuto, estimamos que las grabaciones deberían haber sido mucho más extensas", cuestiona Guzmán.
El caso es llevado desde hace tres años por el fiscal Juan Pablo Gerli. Si bien no accedieron a dar una entrevista, respondieron que se han realizado varias diligencias y que han respondido a todas las solicitudes de la madre, algo que ella no concuerda. "Hay cosas que hemos pedido en varias oportunidades y no se nos han concedido", dijo Lucinda
Ante esto, decidió buscar ayuda en otras partes y hasta ofreció recompensa por informaciones. Es así como una persona se contactó con ella vía WhatsApp diciendo que sabía quién era la persona que atropelló a su hija, ofreciéndose como testigo, pero guardando anonimato. Otra persona pidió que se le hiciera entrega de las grabaciones para analizarlas. Situaciones que Lucinda dice le expuso a la Fiscalía pero no habrían sido consideradas.
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"Lo que nos conmueve es que existe una poca fuerza investigativa por parte del Ministerio Público", criticó el abogado.
Junto a esto, la defensa también solicitó un barrido de todas las compañías telefónicas para analizar qué números celulares pasaron por el lugar a la hora del atropello y en minutos posteriores. Sin embargo, la Fiscalía tampoco realizó la diligencia en términos solicitados.
Hasta ahora, la familia sólo tiene información incompleta, impidiendo un análisis para encontrar al autor del atropello de Natalia, quien murió hace tres años en un accidente que no tiene, aún, responsables.
20/10/2020
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