Los poderosos vínculos que le salvaron la vida a Carlos Cardoen cuando era blanco del Mossad - Chilevisión
15/05/2019 23:22

Los poderosos vínculos que le salvaron la vida a Carlos Cardoen cuando era blanco del Mossad

La relación del empresario chileno con Mark Thatcher se forjó en base a los negocios que ambos tenían con el régimen de Saddam Hussein. Un oscuro pasado por el que se habría convertido en un blanco del servicio secreto israelí.

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El vínculo comercial secreto de Carlos Cardoen con la empresa británica Matrix Churchill Ltda. y con Mark Thatcher, el hijo de Margaret Thatcher, quedó al descubierto en 1992 cuando la Cámara de los Comunes de Reino Unido inició una investigación denominada el Informe Scott, con el que se buscaba desentrañar la trama del tráfico de armas a Irak.

Según se desprende de una sesión del parlamento al que tuvo acceso CHV Noticias, el empresario reconoció que “en nombre del gobierno iraquí, adquirimos máquinas-herramientas fabricadas por Matrix y luego las reexportamos a Bagdad. Y todo se hizo de acuerdo con toda la documentación exigida por la ley británica”.

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Pero el gobierno británico y los servicios secretos ocultaron esa transferencia tecnológica que violaba el embargo sobre Irak.

Si embargo, estos negocios eran investigados por Jonathan Moyle, un periodista inglés invitado a la FIDAE ’90 que fue asesinado en el Hotel Carrera.

El mismo parlamento inglés hizo eco de la sospecha de la familia de la víctima respecto al móvil del crimen, el cual era evitar que los negocios ocultos del círculo de Thatcher salieran a la luz.

El ministro Alejandro Solís, quien investigó el caso Moyle, asegura que chocó con una muralla, porque “se veía en el ambiente que había gente que no quería que se profundizara. Así de simple”.

Por mucho tiempo el abogado Jorge Triviño, representante de la familia Moyle, recibió mensajes de voz en su grabadora telefónica.

Durante varios años estuve amenazado de muerte. Que no siguiera investigando lo de Moyle porque iba a terminar igual que Moyle. Distintas voces que eran con acento extranjero, siempre”.

El crimen del periodista nunca tuvo responsables. Tampoco se investigó más allá de superficiales indagatorias por parte de una Cámara de los Comunes que sí logró establecer toda una maquinaria gubernamental para abastecer y fortalecer a Saddam Hussein. Y para ello, Cardoen cumplió el rol de intermediario.

Convertido en uno de los principales proveedores de armas de Irak, el empresario chileno incluso fue visitado por el espía israelí, Ari Ben Menashe. Poco tiempo antes, el mismo agente había advertido al ingeniero canadiense Gerard Bull que detuviera el proyecto “Supergun” que le permitiría a Hussein contar con un poderoso cañón de largo alcance.

El espía “Menashe tiene un enfrentamiento con Carlos Cardoen en su oficina y en algún momento le dice Menashe ‘pero esto puede traer consecuencias’. Y Carlos Cardoen le dice 'bueno, yo tengo amistades'. Y en ese momento ingresa a la oficina Mark Thatcher, como un aval, 'si tú me tocas, mira con quién te vas a encontrar'”, reconoce Raúl Sohr.

Sin la protección con que contaba Cardoen, Bull fue eliminado porque no detuvo el proyecto para Hussein. Recibió tres disparos en la espalda y dos en la nuca cuando salía de su apartamento en Bruselas.

En este caso se le atribuye la muerte al Mossad que no estaba interesado en que los irakíes desarrollaran un súper cañón capaz de alcanzar Tel Aviv con total facilidad”, asegura el periodista de investigación Ignacio Montes. Una semana después de este crimen, era asesinado el periodista Jonathan Moyle en la habitación 1406 del Hotel Carrera.

El abogado Triviño confidencia que “después de los años hemos sabido que la contrainteligencia, el MI6, intervino para impedir que se investigara, para que no se caratulara como homicidio, como realmente fue”.

Un informe de la CIA, validado por el experto en archivos desclasificados Peter Kornbluh, reveló que dos agentes británicos del MI6, Roger Holdness y Stephah Koch, a quien se califica como secuaz de Mark Thatcher, eliminaron al periodista por la evidencia que tenía de los acuerdos secretos entre el Reino Unido y nuestro país, acuerdos que ayudaron a Carlos Cardoen a erguirse como un exitoso empresario, actualmente requerido por la justicia de Estados Unidos.

Paradojalmente, el mismo gobierno que hoy exige su extradición, envió miles de millones de dólares en tecnología de doble uso a Irak contribuyendo a su rearme. Es más, el propio director de la CIA de la época William Casey y el diputado Robert Gates, “autorizaron, aceptaron y asistieron la entrega de bombas de racimo a Irak a través de Cardoen”, según declaró el ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional Howard Teicher.

Montes de Ocas lo resume así: “Cardoen rompió las mismas reglas que el resto. Pero él paga, porque siempre fue un lobo solitario. Tuvo como protector a Pinochet, pero cuando Pinochet se fue, su protector desapareció. Y ahí sí se le vino la ley encima”.

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