Quilpué es conocida como la "ciudad del sol" por tener más de 300 días al año días despejados. Coquetea con el campo y el mar y
es la tercera más poblada de la
Región de Valparaíso.
Lamentablemente, esta reconocida comuna
alberga un oasis que no muchos se han detenido a observar, está en plena zona urbana, a un costado del metro y a solamente pasos de las antiguas instalaciones de la industria Carozzi.
Con rastrillos, palas, tijeras, bolsas de basura y mucha agilidad, un grupo de adultos mayores actúa como brigada para limpiar el sector. Son algo así como
"Los Vengadores del Humedal de Quilpué".
En resumidas cuentas, los vecinos se percataron que ese lugar que utilizaban como balneario cuando eran niños,
se estaba convirtiendo en un vertedero.
Mónica Canales (65), Luis Paz (78), Marcia Pérez (6o) y Gustavo Rojo (75) son los héroes anónimos que agarran sus botas, guantes y comienzan a sacar los desechos con sus propias manos.
"Somos el adulto mejor"
"Pensé que a esta edad iba a estar tejiendo en algún lugar.
Pero la verdad es que estoy lejos de tejer", admite Mónica, quien cuenta que esto no lo tenía planeado hace algunos años.
En tanto, Luis, su pareja, hace una particular reflexión mientras limpia: "Nosotros no somos el adulto mayor.
Somos el adulto mejor".
La situación es más seria de lo que se piensa y ya prácticamente no hay animales, aunque en un pequeño espacio se puede ver a unos patos que, literalmente, nadan en agua con basura.
"Los Vengadores" reconocen que esto no fue así siempre y
es lo que quieren recuperar para las futuras generaciones, ya que los más jóvenes no tienen la suerte de bañarse en el estero e intentan que lo poco que queda no se pierda.
Sin embargo, cuatro adultos mayores no dan abasto para
limpiar los 17 kilómetros de humedal y los vecinos ya piden una ordenanza municipal.
La Ley de Humedales Urbanos estipula que, luego de ser declarados como tal,
los municipios deben establecer las acciones para asegurar la conservación de estos ecosistemas. En Quilpué, tras más de un año, esto aún no ocurre.
Por ahora, Marcia, Mónica, Luis y Gustavo necesitan el apoyo de residentes que quieran rescatar, o mejor dicho
vengar, al estero que los acogió cuando niños.