Entre $700 y $800 mil mensuales en medicamentos es lo que gasta Andrea Jorquera, quien sufre de la enfermedad de Wilson, de beta talasemia mayor y también una disautonomía severa. Incluso algunos de sus problemas de salud por genética también afectan a sus hijas. Trabaja en la esquina de su casa como comerciante ambulante y dice que cuenta con los permisos requeridos, aunque luego de la pandemia arriesga que se los quiten. "Nosotros necesitamos trabajar, no le pedimos nada más, porque nosotros de eso dependemos, de nuestro trabajo para poder seguir viviendo", señala.